Yo que nací con Videla


Los hijos, víctimas por partida doble

Yo que nací con Videla
Era una discusión que, más tarde o más temprano, se iba a comenzar a instalar en la Argentina. Los hijos de desaparecidos constituyen un colectivo que merece ser analizado desde la mayor objetividad posible, tanto para no olvidar la tragedia de muchos, cuanto para no equivocarse con quienes utilizan esa tragedia con fines políticos.

No es posible determinar a ciencia cierta el número de argentinos hijos de personas asesinadas por la última dictadura militar, pero hay que aclarar que incluye a los que nacieron en cautiverio, y a los que eran muy pequeños cuando sus padres, o alguno de ellos, fueron asesinados o cayeron en combate. Hay que decir también que varios niños murieron abatidos en ocasión de enfrentamientos u operativos. El máximo horror.

Suponer que los hijos no fueron víctimas, es un acto de miserabilidad. Fueron severísimas víctimas de la situación política imperante en la Argentina de los setenta. Desde la óptica personal y familiar, es inevitable que los hijos tiendan a reivindicar la lucha de sus padres.

Independientemente de la perspectiva histórica personal de cada uno de nosotros, resulta muy difícil pretender que ellos analicen con objetividad la historia, y encuentren un equilibrio que les permita desarrollarse sin conflictos vitalicios.

"Yo fuí educado con odio, y odiaba a la humanidad", dice García en "Demoliendo Hoteles". Lacónico. Exacto.

Qué otra cosa puede pensar un muchacho que sabe que su padre o su madre fue torturado y asesinado vilmente por el estado?

Dentro de la locura generalizada de los setenta, ¿se puede verdaderamente discriminar entre los que padecieron estos horrores, y los miserables "del otro lado" que acarreaban cochecitos de bebés con armamentos? O traerles a colación las traiciones de tantos de sus compañeros durante la contraofensiva del ´79?

Estimamos que no, que no se puede; al menos no se puede para con los hijos. Y, probablemente, tampoco para con los hijos de esos hijos, hoy chicos, entrando en la adolescencia.

Pero muchos de estos jóvenes también fueron víctimas de Néstor Kirchner, Hebe de Bonafini, Estela Carlotto y otros. Porque desde el año 2003 los han utilizado como comodines políticos, para exhibirlos y exhibirse, en esa aberrante falsedad del relato kirchnerista, que nunca fue más que manipulación.

Para exaltar y jurar fidelidad eterna a dos farsantes a los que nunca antes les había interesado en absoluto la problemática de los derechos humanos , y que no presentaron un solo habeas corpus durante los setenta. Estaban ocupados ejecutando propiedades de trabajadores, mediante la 1050 de Martínez de Hoz.

Los pibes creyeron, porque era inevitable que creyeran. Los Kirchner, astutamente, les levantaron todas y cada una de sus banderas, desde el minuto cero, cuando Néstor Kirchner asumía en 2003 diciendo "Volvimos".

Hoy, cercanos a los 40, tienen apenas dos opciones: O se quedan, fanatizados, dentro de un régimen que los ha defraudado sistemáticamente, y siguen comprando las cada vez menos creíbles excusas de su gobierno, o se van apartando, y se llevan consigo la segunda victimización. Para, probablemente, seguir odiando.

El caso de Juan Cabandié es paradigmático. Porque fue uno de los mayores íconos que el kirchnerismo exhibió desde el 2004, y fue ingresado a la política casi al mismo tiempo en que recuperaba su verdadera identidad. Hoy es un pobre pibe que tiene que defender la designación de César Milani al frente del ejército, el acuerdo secreto con la Chevron, los negocios de la Barrick Gold en la Argentina, los negociados de Hebe de Bonafini con "Sueños Compartidos", la sustentación del UCD Amado Boudou nada menos que como presidente en ejercicio, y una serie
de situaciones políticas que a sus propios padres, casi con certeza, los hubiera encontrado combatiéndolas. Los padres de Cabandié pudieron elegir trinchera. A él lo hacen ir de una vereda a la otra, a caballo de la hipocresía de los Kirchner.

Alguien podrá decir "ya es grande como para darse cuenta", y tendrá algo de razón. Algún otro alguien también podrá decir "Es comprensible, empezó a vivir su nueva vida hace sólo 10 años. Es hijo del kirchnerismo" y también tendrá su cuota parte de verdad.

La realidad es que muchas de las víctimas civiles de los setenta fueron miserablemente manipuladas, entre otros, por Juan Perón, que los usaba, desde Puerta de Hierro, para hacer la revolución social que le permitiera regresar a salvo y tomar el poder; y por Fidel Castro, que trataba de exportar su revolución marxista financiando, dando asilo y entrenando grupos de terroristas extranjeros.

Y una gran parte de los descendientes de aquellas víctimas, que ya habían sido víctimas cuando niños, fue nuevamente manipulada por el grupo Kirchner en el siglo XXI, cuando la tragedia regresó en forma de comedia, y lo que antes era por política, pasó a ser, apenas, por el sucio dinero.

Probablemente Juan Cabandié; soberbio, autoritario y básico, ya no tenga retorno, pero hay muchos Cabandiés que hoy andan empezando a entender que los volvieron a manipular. Sólo se espera que el paso del tiempo y la madurez los haga comprender las cosas, y que no se queden entrampados en las garras del odio, demoliendo hoteles...

"Ahora no estoy más tranquilo, y por qué tendría que estar?
todos crecimos sin entender, y todavía me siento un anormal..."

Fabián Ferrante
 

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