Ahora dicen que se viene lo mejor Por A. Borensztein

 

Ahora dicen que se viene lo mejor
Por Alejandro Borensztein
18/08/13
Marzo de 1972. Faltaban sólo diez minutos para terminar el partido en la Bombonera y Boca perdía 2 a 0 contra Lanús. De pronto, penal y gol para Boca: Nicolau fuerte y al medio contra el arco que da al Riachuelo. A sólo 5 del final, entrada en profundidad de Curioni, enfrenta al arquero y 2 a 2. Y sobre la hora, un desborde por la izquierda, centro atrás, palomita de Rogel y Boca que lo termina dando vuelta y ganando por 3 a 2. Jamás me olvidaré porque fue mi primer partido como socio y abonado en el sector A, y porque cuando uno es chico y tiene la mente recién formateada los recuerdos se fijan para siempre. No como ahora, que voy a la cancha el domingo y el lunes al mediodía ya no tengo idea ni contra quién jugamos, ni cómo salimos, ni nada. Aquella tarde (en esa época se jugaba los domingos a la tarde porque aquellos manipuladores manipulaban menos que estos manipuladores), en sólo diez minutos Boca dio vuelta el resultado y ganó un partido que ya estaba perdido. En el fútbol estas cosas pasan todo el tiempo.
Lamento decirles que en política no.
Muchachos, no esperen milagros. Obviamente, muy de tanto en tanto, se puede llegar a producir alguno. Y si no, mírenlo a Timerman: no sólo llegó a ser el Canciller de la República Argentina sino que, mucho más milagroso aún, lo sigue siendo. Pero en general, en política, es muy difícil que ocurran.
Frente a esto, lo primero que debería hacer el gobierno es serenarse y no adelantarse a los acontecimientos. Vean lo que le pasó a Moreno por apurado. Antes de las elecciones se le ocurrió fabricar y regalar llaveros con la inscripción +A=B (boludo). Para los que no saben, esto quiere decir “Massa es un boludo”. Lindísimos. Para eso el Napia es un fenómeno, ahora para frenar la inflación, bajar el dólar y congelar los precios todavía le falta un poquitito. No mucho. La cuestión es que finalmente llegó el domingo, Massa se las mandó a guardar y ahora en la Secretaría de Comercio están pensando en llamar al INDEC para hacer el recuento y disimular la cantidad de llaveritos que se tuvieron que meter en el toor.
Si supiera algo de fútbol sabría que las cargadas se hacen después del partido, nunca antes.
Por eso, lo aconsejable es la prudencia. Además todavía no perdieron. Van 3 a 1 (75% a 25%) pero queda tiempo. Dos o tres minutos, no mucho más. Vamos, no está muerto quien pelea. Lo que también te enseña el fútbol es que cuando salís a atacar como un loco, lo más probable es que te enchufen el cuarto. Habría que avisárselo a la Compañera Jefa.
Precisamente, la respuesta de la Presidenta llegó el miércoles en Tecnópolis, luego de 48 horas de terapia. Allí respondió que la gente votó engañada, que los políticos opositores son meros suplentes, gerentes de las corporaciones, y reclamó discutir con los titulares. Una idea muy peligrosa que se puede volver en contra como un boomerang. Algún día, cuando avancen las investigaciones sobre Lázaro, Ulloa, Jaime y compañía, los jueces podrán decir lo mismo: “Saquen a estos gerentes de acá y traigan a los titulares”.
La Jefa resaltó que, dentro del triunfo general, también ganaron en la Antártida. Inclusive en la base Marambio sacaron el 100% de los votos. El hecho de que, como confirmó el jefe de la base, allí votaron sólo 3 tipos no desmerece semejante paliza ni justifica las burlas de los medios. Además las urnas estaban allí, después si los ciudadanos no quisieron cruzar el Pasaje de Drake y hacerse una corridita hasta el Polo Sur para ir a votar, no es problema del gobierno.
También destacó que entre los Qom ganó el FPV. Al parecer, a la mayoría de los aborígenes los mandaron a votar a una mesa en Caballito y entre los pocos que efectivamente votaron ahí, ganó el kirchnerismo. Y de última, es lógico. ¿Cómo no iban a votar a favor del gobierno si cada vez que se le ponen en contra los cagan a tiros?
Serán aborígenes perseguidos pero no son estúpidos.
Luego la Presidenta le encargó a la militancia una nueva tarea. Los pibes de La Cámpora, que se pasan el día persiguiendo a chinos para que no aumenten los yogures, ahora también tendrán que ir casa por casa a contarle al 75% de cipayos lo lindo que es el kirchnerismo.
Los pobres militantes ya no dan más.
Las ganas de salir a confrontar sus contradicciones dialécticas e ideológicas con alguna rubia despampanante del PRO, quedarán para más adelante. A lo sumo sólo tendrán fuerza para asistir a la conferencia que en cualquier momento ofrecerá Amado Boudou, en el Faena Hotel de Puerto Madero, sobre “la compleja relación entre Elvis Presley y la contraofensiva montonera”.
Hay gente que reclama cambios y cuando estos se hacen no los valora. De hecho, esta semana la selección jugó en Roma contra la selección de Italia, un partido en homenaje al Papa Francisco, casualmente con el apoyo total del mismo gobierno que, 6 meses antes, hubiera organizado con gusto un partido para repudiarlo. Si eso no es cambiar … De todos modos, yo también creo que algo del discurso debería modificarse. ¿Se acuerdan de aquello de que “el que no esté de acuerdo que arme un partido político, se presente a elecciones y gane?”. Ok, listo, ya fue.
No la usen más, ta?
¿Para qué? ¿Qué necesidad?
También desde afuera y desde adentro del mismo gobierno insisten en cambios y en una actitud más reflexiva, más mesurada, más sabia y más civilizada para tratar de dar vuelta el resultado. Lo veo muy difícil. Nicolau, Curioni y Rogel no fueron los mejores jugadores en la historia de Boca, pero fueron muchísimo mejores que Kunkel, Depetri, Conti y Forster, entre otros demócratas kirchneristas.
Pese al reclamo general, sospecho que la estrategia no será la de ir por las buenas. Una vez más termino esta nota con la famosa frase de un amigo de la casa, Aldo Camarotta: “No se vayan que ahora viene lo mejor”.

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