Contate otro - RDP

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En plan de alegrarnos la vida, el kirchnerismo se mostró afilado y esta semana nos deleitó con más de un paso de comedia. A la cabeza de la compañía, la Presi se divirtió el fin de semana en Twitter, donde nos presentó a unos seres vivos que viven de arriba, reciben la mejor de las atenciones, no realizan nada productivo y no son sus dos hijos. Las fotos de las mascotas cayeron como corolario de un día en el que tuvo el tremendo acto de agresión de repetir nuevamente un discurso que había brindado durante la semana, y hasta tuvo un dejo de misterio, cuando dijo “Gracias, Néstor, vos sabés por qué”. Teólogos, rabinos, sacerdotes y gurúes consultados dicen desconocer si en el más allá tienen permitido el acceso a las redes sociales, con lo que no se descarta que al expresidente le haya llegado el mensaje.
Otro que se puso en chistoso es el siempre efectivo Carlos Kunkel, que en un rapto de histrionismo humorístico, fustigó a Ricardo Gil Lavedra por haber jurado ante el Estatuto Militar para desempeñarse como Procurador ante la Corte Suprema en plena dictadura. Si bien es cierto, que un kirchnerista venga con este planteo, cuando tienen a Eugenio Zaffaroni como estandarte, es un poco como mucho. Eugenio, que juró como Juez Federal en lo Criminal durante el gobierno de Isabelita, no tuvo problemas en asumir como Juez Nacional de Sentencia un año después, ya en dictadura. Tenía cancha, dado que fue Juez de Cámara de la Provincia de San Luis durante la trilogía Onganía-Levingston-Lanusse. Las formas se habían puesto un poco más exigentes, pero Zaffaroni le puso garra y juró defender y observar el cumplimiento del Estatuto del Proceso de Reorganización Nacional, el Acta para el Proceso, el Acta de Propósitos y lo que quedaba de la Constitución, en ese orden. Obviamente, al actual ministro de la Corte Suprema no le genera ningún cargo de consciencia, y hasta lo pone en su curriculum vitae, disponible en la página de la Corte. ”Fue un partícipe necesario de las atrocidades de Videla, porque sin una cobertura jurídica era muy difícil ejercer un gobierno como lo hizo”, afirmó el diputado Kunkel, aunque no se refería a Zaffaroni, sino a Gil Lavedra. Nosotros no fuimos, fueron los otros.
Otra joda bárbara fue la protagonizada por Víctor Hugo Morales, a quien la CNN puso al aire para preguntarle, sin piedad, sobre el informe de Lanata, el cual se exhibió a la misma hora en la que salía su megatanque de 2,5 puntos de rating. Victor Hugo se ofendió al ser calificado como “el relator del gobierno”, dado que se define como un periodista libre que discrepa en muchas cosas con el oficialismo y acuerda en otras. Sondeos recientes estiman que el porcentaje de discrepancia-acuerdo del locutor yorugua rondaría en un 0,1% para la primera opción y un 99,9% para la segunda, con un margen de error del 0,1%. Así y todo, Morales tuvo tiempo para demostrar su poderío cuando recordó, contento, que este último domingo presentó un video con el que pretendió desacreditar la tergiversación que las corporaciones mediáticas efectuaron, mediante ediciones, respecto del Dalai Guillermo Moreno y su intervención en la asamblea del Grupo Clarín. El videito en cuestión presentó a un Guillote más autoritario que nunca, a las puteadas limpias y al borde de un embarazo psicológico de la calentura que llevaba encima, con lo que quedó demostrado que la corpo le hizo precio con la edición.
El toque de humor barrial, picarón y cómplice de la semana lo aportó el compañerazo Rudy Ulloa Igor, quien ante las sospechas sobre su progreso económico que lo llevó de laburar de chofer estatal a ser un millonario empresario, afirmó que en este país no le perdonan el éxito. “De Néstor aprendí que se puede cambiar el mundo y que todo puede hacerse”, afirmó el exitoso, ante las risas generalizadas, y levantó sospechas sobre su costado espiritual, puesto que no llego a cambiar el mundo, pero le metió garra con eso de mejorar primero el suyo.
ContixLos que también pusieron empeño a la hora de levantarnos el ánimo fueron la exfuncionaria de la Alianza Diana Conti y el enemigo de la Alianza Edgardo Depetri, quienes además de coincidir en la formación marxista -con todo respeto, no quiero que se ofendan por lo que antes les enorgullecía- ahora también coinciden en que Aimée Boudou es un candidatazo para reemplazar a Cristina en la presidencia en 2015, sin importar su magister del CEMA, su militancia derechosa universitaria ni, mucho menos, su presunta facilidad para hacerse amigo de lo ajeno. Lejos de menospreciar, hay que reconocer que no le pifian a la hora de afirmar que el actual Vicepresidente es un tipo que puede representar al kirchnerismo: un pasar económico injustificable, un domicilio en Puerto Madero y el sacrificio ritual de todo lo que dijo representar en el pasado, para dibujarse un presente nacional y popular. Con esta propuesta de candidato, más el bolazo de la hija de Albistur para legisladora por la Ciudad y Florencia Peña no sabemos para qué, queda claro que al gobierno del florecimiento de las mil flores le falló el jardinero.
Ahora empezaron a correr la bola -algunos periodistas inocentes, otros políticos chistosos- que el cambio de gestión presidencial vendrá acompañado de una revisión del dinero mal habido. No dudo que en la clase dirigente existe algún que otro funcionario, legislador o dirigente honesto, de hecho, creo -si mal no recuerdo- haber conocido alguno. El mayor problema con nuestros políticos no es que tengan el vaso medio lleno o medio vacío, sino que esa mitad del contenido es de honestidad, o de capacidad, nunca de las dos cosas juntas. Acá es imposible encontrar a uno con todas las cualidades, y si lo hubiera, tendría que hacerse cargo de la Presidencia, ocupar todos los ministerios, levantar la mano en el congreso, atender la mesa de entradas de todas las oficinas y servirse el café en soledad. No es que descrea de las buenas intenciones de llevar adelante una revisión y arqueo de caja, con sus posteriores investigaciones administrativas, pero, honestamente, ninguno de los presidenciables -ganas de, más intención de voto- tiene la altura para arrojar la primera piedra, ni siquiera un avioncito de papel, por acción, por omisión o por la manga de impresentables que los acompañan.
En lo personal, me gustaría que empezaran a definirse por las cosas de la gestión, de los hechos delictivos debe encargarse el Poder Judicial, ese organismo que dijeron que no debería ser digitado por los otros dos poderes ni influenciado por los vientos políticos. Entiendo que el reclamo masivo de las últimas manifestaciones los marea, pero no es necesario que prometan lo que no les corresponde. No es lo mismo que el ciudadano de a pie exprese “los vamos a juzgar” en una protesta en defensa de la Justicia ante el avance del Ejecutivo y el Legislativo, a que un candidato a alguno de esos dos poderes afirme algo que nunca será de su competencia: con que garanticen que no habrá un pacto de impunidad, y que todas las irregularidades halladas serán remitidas a una justicia transparente, autónoma y libre de presión política, alcanza.
Independientemente de lo que cada uno piense de cada tema, estaría bueno que se la jueguen en otras cosas, que demuestren que tienen ganas de poder, hambre de gobierno, más allá del latiguillo efectista. O sea, que se banquen decir que no les cabe el fútbol gratuito sin desdecirse a los cinco minutos, o que se les ocurra alguna tercera vía realmente inclusiva -¿a nadie se le ocurrió habilitar un cupo de entradas para los pibes de las villas, en vez de entregárselas a los barrabravas?- como también me entusiasmaría que demuestren un cachito de coraje y afirmen que esa coparticipación arbitraria que tanto les jode hoy -y les jodió ayer- la discutirán y luego respetarán a rajatabla.
Archivo Perfil
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Del mismo modo, me sentiría más contento que Boudou con impresora nueva si escuchara a alguno de los que se han quejado de la desarticulación de los partidos políticos, garantizar que se volverá a la organización partidaria, al menos del sector que dice representar, y no que seguiremos en esta interna permanente en la que nos obligan a elegir entre radicales orgullosos, radicales amargados, progres ofendidos opositores, progres alegres oficialistas, peronistas aliados, peronistas de la disidencia puteadora, o peronistas de la liga de los superamigos, todos agrupados según la moda electoral en coaliciones, alianzas, frentes y contrafrentes con amplio living, balcón luminoso y expensas a costas del votante.
No es muy complicado, es bancarse la coherencia de decirse diferente y también serlo. Pero eso de querer ser popular al hablar, y ser popular para desmentirse, o prometer con otras palabras lo mismo que se le critica al gobierno, tiene como final el descreimiento total del electorado, esa curiosa masa de clientes a la que hay que convencer que el producto nuevo realmente es mejor que el anterior, y no una versión con un packaging rediseñado.
Martes. Demasiados decoradores de interiores para una casa sin terminar.
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