http://www.relatodelpresente.com/2012/12/500-relatos.html
"Quiero convocarlos una vez más a seguir construyendo. Destruir se
destruye rápido y fácil, construir es más difÃcil. Pero yo les puedo
asegurar que cuando uno mira un poco hacia atrás y ve lo que ha logrado
la Argentina en estos años, nos damos cuenta que vale la pena, vale la
pena aguantar lo que haya que aguantar para seguir ayudando a la patria y
a los argentinos."
El extracto que da inicio a este texto es, obviamente, de Cris. Y no, no
es ni de ayer, ni de hace una semana, sino de agosto de 2.008. Cuando
arranqué con este humilde espacio, el Jefe de Gabinete era Sergio Massa,
el ministerio de EconomÃa lo ocupaba un tal Carlos Fernández, AnÃbal
estaba a cargo de la Federal, GendarmerÃa y Prefectura, Nilda Garré
hacÃa lo que querÃa con las Fuerzas Armadas y el Transporte estaba en
manos de luminarias como Jaime y De Vido. La Cámpora se limitaba a
colocar personas disfrazadas de huevos en los actos, Néstor Kirchner se
presentaba como "Primer Damo" y Schoklender era lo mejor que podÃa
haberle pasado a Hebe de Bonafini. Kicillof no existÃa, Moyano no se
habÃa peleado con el gobierno, Boudou regenteaba la Anses, el Indec
cumplÃa un año de intervención artÃstica, el salario mÃnimo vital y
móvil era de 1.200 pesos y Casados con Hijos ya iba por su segunda
repetición.
Esa semana, Cristina llevó a Hugo Chávez al partido de Almirante Brown,
para charlar entre ellos desde el micrófono sobre la felicidad de los
más necesitados, la austeridad de San MartÃn y BolÃvar, y la necesidad
de que los que más tienen pongan un pedacito para los que menos tienen.
Por razones obvias, los que más tienen no los incluye a ellos, pero
algún beneficio tiene que haber para los que deciden qué hacer con el
esfuerzo de los demás. El motivo del acto no era una inauguración, sino
el anuncio de obras de cloacas, agua potable y viviendas para todo el
distrito. Cinco años después, hace tan sólo un par de semanas, y gracias
a una teleconferencia, la Presi apareció nuevamente en Almirante Brown.
No fue para inaugurar las obras anunciadas en 2008 -de la cual se
ejecutó sólo un porcentaje a lo largo de cinco años- sino para anunciar
cloacas, agua potable y viviendas para el distrito.
Eran dÃas de la gira anunciológica de Cristina, tiempos en los que
aprovechaba cualquier boleada para aparecer y hablar de recaudación
récord, superávit fiscal y números macroeconómicos ante tipos que no
logran dimensionar la diferencia entre gobierno y Estado. Asà fue que,
en cuestión de semanas, aprovechó la inauguración de un hospital en
Malvinas Argentinas -construÃdo con fondos municipales, y no de la
Nación- para avisar que su gobierno era el más mejor desde la creación
del Virreynato, como también aprovechó la inauguración -por tercera vez-
de un hospital en Ciudad Evita -cuya obra aún no tenÃa ni el terreno
nivelado- para comunicarnos que su gestión económica era la más grosa
desde la llegada de los QuerandÃes a las tierras bonaerenses.
Más de cuatro años después, y mientras la Presi sigue en su queja
perpetua hacia quienes quieren ponerle palos en la rueda, las cosas han
cambiado tanto que de aquel "mejor cuadro polÃtico de la historia" sólo
quedan en sus funciones originarias De Vido, Moreno, Tomada, Randazzo y
Alicia Kirchner. El resto, por reacomodamientos, candidaturas o
renuncias, fue reemplazado por personas que nos hicieron extrañarlos
enseguidita, lo cual no es poco.
Luego de que Néstor pasara al más allá el 27 de octubre de 2010, la
Presi se reposó en los mejores consejeros que podrÃa haber hallado en el
mercado: la banda de eternos adolescentes tardÃos que orbita alrededor
del primogénito presidencial. Desde entonces, la brillantez de estos
tipos que se presentan como jóvenes -y que se encuentran más cerca de
adoptar la chata, que de ir a asaltos- no ha hecho más que demostrar
que, como renovación polÃtico-administrativa, están a la altura de las
circunstancias: se mandan las mismas cagadas que los viejos, pero con la
fuerza y la rapidez de los jóvenes. AsÃ, mientras Recalde Jr.
demostraba sus habilidades para batir todos los récords posibles de
déficit, Cris apostó un pleno a tipos como Kicillof, y hasta nos
presentó como juventud al Relacionista Público, quebrador de empresas e
imprentero, Boudou.
Uno supone que más que apostar al cambio, se comporta con rencor hacia
todo lo que rodeara a su difunto y beatificado marido. Todo lo que
tuviera que ver con el justicialismo orgánico dio alergia y empezó a
valer más la palabra de tipos con menos peronismo que el Palacio Alvear y
tanta calle como Belgrano después de una tormenta, que la de tipos
igual de impresentables, pero al menos con algo de picardÃa. Y asÃ,
mientras Aimée Boudou nos explica qué significa ser peronista un 17 de
Octubre, uno cae en la conclusión de que, si Cristina sigue apoyándose
en estos cuatro de copas, es porque realmente cree que todo está bien y
que no hace falta salir a caminar la calle para comprobarlo.
Por ello es que se enoja tanto cuando se entera de algún que otro casito
-aislado, por supuesto- de inseguridad. Y es que, al abrazar la idea de
que la inseguridad existe por falta de oportunidades, de educación, de
trabajo y de un Estado que contenga a los pobres para que no caigan en
la marginalidad, su cabecita no entiende qué es lo que falla, si todo
eso fue resuelto por su gobierno. El cÃrculo cierra perfecto. Si los
causales que generaban la inseguridad están resueltos, sólo restan dos
posibilidades: o el que delinque merece ser colgado del escroto en la
Pirámide de Mayo, o la teorÃa progre aburrida de que sólo se delinque
por falta de oportunidades, no funca. Existe, claro, una tercera
opinión: que todos los valores que llevan a la inseguridad no han
sufrido mejorÃa.
Si existe una fija a lo largo de los casi diez años de kirchnerismo, es
que acá se viola la ley, no por falta de oportunidades, si no para no
desperdiciar ni una sola. Obviamente, con la justicia penal federal
acomodada, las oportunidades ni se piensan. Quizás por ello es que
Cristina, enojada, pidió que los Jueces nos defiendan. Puede ser que la
exitosa abogada no haya prestado mucha atención a lo largo del 70% de su
carrera y, por ello, no sepa que los jueces no defienden, sino que
juzgan -incluso se puede deducir aplicando familia de palabras de tercer
grado de la primaria. Sin embargo, desde este espacio, sostenemos que
la sana costumbre de tener juzgados que archivan enriquecimientos
escandalosos sin siquiera citar a declarar, ha generado cierta confusión
en la sinapsis presidencial.
La marginalidad involuntaria, ya de por sÃ, es un flagelo gravÃsimo.
Quedar al margen de la sociedad sin comerla ni beberla, no es joda.
Hallar el camino para zafar, es tan difÃcil como encontrar un chino que
no te de el vuelto en caramelos. Hay pibes que a los 16 años tienen
hijos que se suman a un grupo familiar en el que el abuelo no supera los
35, y que todos ellos componen tres generaciones enteras que no han
laburado ni visto laburar a sus progenitores. Y lo poco o mucho que
existe hoy para paliar esta situación, es imposible de perpetuarlo en el
tiempo de un modo sustentable, como en tantas otras áreas de la
gloriosa gestión cristinista. ¿O acaso alguien puede creer,
sinceramente, que los planes de cooperativas de trabajo y las
asiganciones por hijo son una solución, y no un paliativo temporal?
Sin embargo, Cris y los monitos de la patria contratada creen que no hay
nada que arreglar y que, si existe algún defecto que sin querer se ha
piantao, con seguir acelerando, alcanza. Curiosamente, la realidad ya no
los golpea desde afuera, sino desde adentro: se autorizó un módico
aumento para los pasajes de bondi y trén de entre el 40 y el 270%,
dependiendo de si se cuenta con tarjeta Sube o no. Barato, módico y,
sobre todo, escalonado. Dicho aumento no obedece a ninguna quita de
subsidios, dado que los mismos aumentaron, también.
En medio de esta joda, Moyano convocó nuevamente a la Plaza de Mayo en
el dÃa de ayer. Este humilde servidor concurrió, como cada vez que se
llame a moverle el bote al gobierno. No fue la misma cantidad de gente
que el 8 de noviembre, pero comparar ambos eventos es algo tan irrisorio
que sólo el oficialismo puede tomárselo en serio. La plaza se llenó, y
quedó gente afuera. No es demasiado mérito, reconozcamos, si tenemos en
cuenta que el espacio se encuentra dividido eternamente por una valla.
En cambio, si ponderamos que el espectáculo no consistÃa en ver a Charly
y Fito, sino en escuchar al Negro Moyano, el número de asistentes no
está nada mal.
En un juego bastante avivado, Moyano movilizó sólo a la Confederación de
Camioneros. A su vez, se sumaron los trabajadores de curtiembres, los
empleados de la Afip, una columna de las 62 Organizaciones Peronistas,
varios de los que acompañan a Barrionuevo y la Juventud Sindical de
Facundo. Un tercio de la plaza fue ocupado por agrupaciones de izquierda
y el Partido Obrero, en un llamado a la solidaridad que culminó con la
mención de Moyano a Mariano Ferreyra. Antes de ello, ya habÃa hablado a
favor de los jubilados y criticado el ninguneo a los salarios familiares
de los laburantes con una frase más que provocativa: "Se jactan de ser
el gobierno de los derechos humanos y no les importa que los viejos se
mueran de hambre y los niños no cobren lo que les corresponde".
Luego de denominar "robo al trabajador" al impuesto a las ganancias,
acusó de alcahuetes a los que acompañan a la Presidente y recordó que en
este paÃs hay algo que se llama inflación y otra cosa que algunos
revoltosos han denominado inseguridad. Para finalizar, avisó que en las
legislativas no van a votar al oficialismo ni por orden judicial y
saludó para las fiestas. Mientras cantábamos La Marchita de los
Muchachos Peronistas, sin darme cuenta terminé abrazado a un anciano que
no podÃa entender como esta aún de pie. Luego de suponer que, en una de
esas, no me abrazaba sino que me usaba de bastón, noté que cantaba
emocionado. Ahà noté su remera, en la que orgullosemente se reconocÃa un
viejo jubilado y carancho. Y asÃ, mientras las agrupaciones de
izquierda aprovechaban que ya estaban en el centro para putear a Mauri,
marchamos hacia nuestros hogares todos contentos, sobre todo los de los
carritos choripaneros que nos sacudieron con quince pesitos cada
sanguchito del embutido simbólico.
Como respuesta a esta protesta, desde el oficialismo fustigaron a los
manifestantes afirmando que el 19 de diciembre es una fecha infeliz para
efectuar un reclamo sindical. Desde 678 recordaron que en la misma
fecha, pero de 2001, el gobierno radical decretaba el Estado de Sitio.
Parece joda, pero no lo es: el programa oficialista que vive de la guita
de Jefatura de Gabinete, se olvidó de mencionar que aquel gobierno que
decretó el Estado de Sitio, no era sólo un gobierno radical, sino que
habÃa sido conformado por una alianza que incluÃa a Lubertino, Garré,
Zaffaroni, Sabbatella, Conti, Giorgi y al mismÃsimo Abal Medina. Luego,
dedicaron el resto del programa a demostrar que todos lo que acompañaron
a Moyano a la Plaza, hace dos años lo defenestraban. Y de este modo,
mientras ellos consideran que todo se trata de un rejunte de gatos, no
se dan cuenta que, si la UCR, el Partido Obrero, Proyecto Sur y la CTA
terminan marchando con Moyano, es porque ya no los quiere nadie. Es
tanto, pero tanto, el rechazo que tienen por el gobierno que al Negro ya
lo ven albino.
Que el oficialismo afirme que en 2001 habÃa pobreza y hoy no, no es de
ciego ni de cÃnico, sino de una actitud tan mala leche que asusta.
Después de un par de años de repunte económico más propios de un rebote
cÃclico que de una mente brillante, el dolor sigue siendo el
mismo. Mientras algunos se ofenden por una protesta efectuada un 19 de
diciembre -y tal como relatara en un texto del año pasado- habrÃa que recordar que nada cambio, sólo nos acostumbramos.
Nos acostumbramos a que un pibe descalzo te de la mano en el subte, en
pleno horario escolar, para manguearte unos centavos para comer. Nos
acostumbramos a esquivar bultos humanos durmiendo en las calles del
centro. Nos acostumbramos a familias enteras que adoptan por
departamento las galerÃas de Paseo Colón. Nos acostumbramos a que
revienten de un corchazo a nuestros seres queridos para sacarles lo poco
que pudieron comprar con el esfuerzo del laburo. Nos acostumbramos a no
saber cuánto vamos a gastar en el supermercado mañana. Nos
acostumbramos a saber cuándo salimos de casa, pero no cuándo llegaremos a
nuestro destino. Nos acostumbramos a relajarnos en los cortes de
tránsito. Nos acostumbramos a que los funcionarios se forren en guita de
la que no pueden justificar ni el primer centavo. Nos acostumbramos a
que empresarios millonarios nos acusen de miserables en nombre de los
pobres. Nos acostumbramos a no poder opinar sin que nos tilden de
apátridas fachistoides. Nos acostumbramos a que haya trabajadores con
necesidades de pobres. Nos acostumbramos a pedirle permiso al gobierno
hasta para ahorrar. Nos acostumbramos a que los impuestos no vuelvan a
quienes los pagan. Nos acostumbramos a la desnutrición. Nos
acostumbramos a la aniquilación silenciosa de los aborÃgenes. Nos
acostumbramos a que los jubilados tengan que pagar un abogado para ver
algún mango de la que aportaron toda la vida. Nos acostumbramos.
Nos acostumbramos a los escándalos. Nos acostumbramos a la corrupción.
Nos acostumbramos a la violencia verbal de parte del gobierno. Nos
acostumbramos a que mueran cincuenta y un personas en un choque
ferroviario. Nos acostumbramos a la detención de veteranos de guerra.
Nos acostumbramos a la represión de los que protestan hasta por un
ambiente saludable. Nos acostumbramos a que nos digan con quién tenemos
que marchar y con quién no, mientras ellos no tienen drama en tener
funcionarios y aliados que cubren todo el espectro del procesismo,
menemismo y aliancismo. Nos acostumbramos a que nos invadan la intimidad
de una cena dominical con una cadena nacional. Nos acostumbramos al
cinismo de Boudou, a la violencia de Moreno, a los ataques de AnÃbal
Fernández, al forreo permanente de Abal Medina. Nos acostumbramos a
tantas cosas que ya no deberÃamos temer a ningún cambio.
Hoy, once años después, hay quienes se ofenden por quienes no honran lo
sucedido un 19 de diciembre de 2001. Y quizás no hay mejor homenaje que
esto que hacemos, que no es otra cosa que pedir lo que ya pedÃamos hace
más de una década: un gobierno que no nos complique la vida.
Parroquiales
Cuando dos amigos me instaron a abrir un blog para no hartarlos con mis
exposiciones, pensé que no durarÃa ni dos semanas. No me leÃa ni mi
madre, los comentarios eran sólo de mis amigos y ni siquiera caÃa gente a
insultarme. Quinientos textos, cuarenta mil comentarios, un libro en
camino y dos millones de visitas después, aquà estamos despuntando el
vicio. Jamás creà que llegarÃa a despedir el año en una joda con Gabriel
Levinas, Ernesto Tenembaum y Tom Lupo, rodeado de tipos que realmente
viven de esto que yo tomo como distracción. Y todo es culpa de ustedes,
estimados lectores oficialistas y opositores, que pasan cada dÃa a leer
estos bodriazos y que, con el boca en boca y la magia de Internet,
llevaron a que mucha gente leyera algo que comenzó siendo un
divertimento para amigos.
Arrancan las fiestas. Creyentes o no, les deseo lo mejor. Pásenla lindo,
tengan en cuenta que el turrón de yema de huevo y el mantecol bañado en
chocolate no colaboran a sobrellevar una temperatura de treinta grados.
Y no se depriman. Recuerden que a todos nos falta alguien, pero todos
tenemos a alguien.
Jueves. 500 relatos y mi vieja sigue sin saber que escribo.
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Estimado Troll o leecher, usuario fake (que se hace pasar por otro usuario); o usuario tÃtere ( que se hace pasar por varios y diferentes usuarios), no desperdicie su tiempo ni el mÃo. Si me parece que el comentario no aporta nada positivo, el mismo será eliminado. Este Blog es un espacio personal en el que el titular no tiene tiempo ni ganas de explicar que no, no cree que las Abuelas de Plaza de Mayo merezcan el premio Nobel; ni que los Dictadores Militares sean inocentes; o que Fidel Castro fue el único gobernante democrático de Latinoamérica en los últimos 50 años; o que Israel es un estado humanitario y justo; o que Kristina vino a salvar al pueblo y es del pueblo.
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