El Gobierno quiere…, necesita desesperadamente, partidizar las cacerolas, sacarlas de la inagarrable niebla


El motivo es simple y al mismo tiempo complejo. Las cacerolas son como la niebla, se pueden ver pero no tomar. Si esa niebla tomara forma de un cuerpo Ăºnico y partidario, podrĂ­an focalizar su lĂ³gica amigo - enemigo y cargar sobre ellas. Las cacerolas no son el campo, ni Macri, ni la Iglesia, ni las FFAA, ni el dĂ³lar, ni la homofobia, ni Scioli, ni De la Sota, ni la Iglesia, ni Moyano, etc., etc.
Las cacerolas son un cuerpo informe que representa el sentimiento diverso de vastos sectores de clases medias que totalizan del orden del 70 % de la trama social argentina. AdemĂ¡s, las encuestas, demostraron que el reclamo de las cacerolas no transitaba prioritariamente por el cepo al dĂ³lar –el que rechazan por cierto- sino por la falta de seguridad, el reclamo de mayor diĂ¡logo y tolerancia y el rechazo a la Reforma Constitucional. O sea, a diferencia de otras oportunidades, el reclamo no pasa esencialmente por lo econĂ³mico sectorial sino por lo polĂ­tico. Y esto, en la Argentina, es una innegable novedad.
Los voceros polĂ­ticos del oficialismo, los auto denominados periodistas militantes y otros periodistas que gustan nadar en aguas oficialistas pero intentan cubrir las formas, por si algo sale mal, como el ex “Corpo” TN Gustavo Sylvestre (el “Gato” como se lo llama en la interna periodĂ­stica), tratan de instalar el tema de que; los caceroleros, tambiĂ©n protestan contra la oposiciĂ³n y que esta es inĂºtil a la hora de capitalizar esa masa polĂ­tica sin conducciĂ³n.
La maniobra es clara, simple, obvia y primaria…; tratar que el movimiento social se politice partidariamente o bien que algunos o algĂºn partido polĂ­tico de la oposiciĂ³n sienta o se fuerce a sentir que debe hacerse presente en la prĂ³xima convocatoria. AsĂ­ todo serĂ­a mĂ¡s fĂ¡cil. PodrĂ­an decir algo asĂ­ como… “ahaaaa… ahora se puede ver quienes estĂ¡n detrĂ¡s de esta pseudo marcha de enojados”… “son los mismos que…..” y largar con imĂ¡genes compaginadas, historias recientes, historias antiguas, viejas fotos, etc., etc., etc. El tema, es darle cuerpo, limites, forma al movimiento. Hacerlo tangible y especĂ­fico.
AsĂ­ las cosas, el movimiento social que naciĂ³ en las redes sociales debe evitar caer en esta trampa y los partidos o movimientos polĂ­ticos no oficialistas deberĂ­an mantenerse fuera de esta expresiĂ³n ciudadana y republicana que solo quiere hacer sentir la ausencia de reflejos oficiales y la sensaciĂ³n de que no estar representados por partidos opositores que hace años no saben de una movilizaciĂ³n propia realmente significativa.
Es claro que el rechazo del movimiento social de redes sociales estĂ¡ centrado hacia el gobierno y secundariamente refleja un cierto dolor por la ausencia de la oposiciĂ³n organizada.
En cualquier caso, la mayorĂ­a de los manifestantes caceroleros votarĂ¡n, muy probablemente por la oposiciĂ³n, de manera diversa.
Es como si en las cacerolas hubiese un segundo mensaje implĂ­cito. Una suerte de… “nosotros no nos preguntamos entre nosotros cuales son los lĂ­mites ideolĂ³gicos, ¿porque se lo preguntan todo el tiempo entre ustedes?”
Es como si la masa social media supiera que la estrategia del gobierno es dividir y dividir…, cuanto mĂ¡s divisiĂ³n, mas se harĂ¡ sentir nuestra uniformidad. Como si supieran o percibieran que el meta mensaje fuera… “sino somos nosotros serĂ¡ el caos, el retroceso de todo lo ganado y el regreso al 2001”.
Las redes sociales, o por lo menos muchas de ellas, perciben que la oposiciĂ³n tiene temor a expresarse fuera de los contenidos ideolĂ³gicos del oficialismo.
Las redes sociales sienten que cuando los voceros del oficialismo las critican porque “se unen por la negativa” –como señala el joven filĂ³sofo Dante Palma, asiduo fundamentador de 6, 7, 8 e invitado de Silvestre como presunto libre pensador- los estĂ¡n queriendo forzar a ingresar a un rol que no les corresponde. El de las propuestas.
¿Por quĂ©? Porque para proponer habrĂ­a que darle al movimiento social de redes sociales una conducciĂ³n y en la conducciĂ³n atomizar sus diversas pertenencias individuales. AsĂ­, luego, podrĂ¡n focalizar el rechazo en personas fĂ­sicas e ingresar a la discusiĂ³n de contenidos que los caceroleros nunca se han planteado hacia el interior de sus reclamos. Y estĂ¡ bien que asĂ­ sea y que asĂ­ continĂºe. Los movimientos surgidos en las matrices de las redes sociales tienen una caracterĂ­stica fundante. Marcarle a las estructuras polĂ­ticas partidarias, Ăºnicas estructuras con legitimidad y legalidad institucional republicana, cuales son sus frustraciones, sus cansancios y sus rechazos. SerĂ¡n luego estos, los que deberĂ¡n interpretar, aceptar o rechazar, el sentimiento colectivo de ese colectivo social diverso.
En conclusiĂ³n; las redes sociales han creado un mecanismo de democracia directa novedoso, al que las estructuras polĂ­ticas partidarias deberĂ¡n observar con atenciĂ³n y respeto. Lo que no significa un endiosamiento. Pero si implica consideraciĂ³n y real reflexiĂ³n. AsĂ­, las redes sociales comienzan a expresar la distancia sideral que sienten que existe entre las estructuras formales partidarias y, cuando menos, una parte importante de la ciudadanĂ­a. El reclamo hoy, no es “que se vayan todos”… es…; escuchen y piensen, sin prejuicios, intolerancias y descalificaciones.
¿QuĂ© el pueblo puede equivocarse? Es cierto… pero como dijo un ex Presidente… “SerĂ­a una necedad pretender que el pueblo no puede cometer errores polĂ­ticos. Puede cometerlos, y graves. El pueblo lo sabe y paga las consecuencias; pero comparados con los errores que han sido cometidos por cualquier gĂ©nero de autocracia, estos otros carecen de importancia.”


Lic. Rodolfo Patricio Florido
rodolfoflorido@hotmail.com
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