Nota de Relato Del Presente
Acá no hay ninguna crisis ni nada mejor de qué ocuparse, así que la
Presi se pasó una semana a todo culo: recibió a la voz de Calle 13,
ascendió a Capitán de Corbeta post-mortem a un tipo que de no haber sido
asesinado por las Fuerzas Armadas, habría sido indultado en 1990 luego
de comerse cana por Montonero infiltrado y viajo dos veces en un fin de
semana a Santa Cruz para traerse a Máximo en el avión que Salustriana
todavía no conoce y que ninguna obra social cubre. Asimismo, mostró su
característico pragmatismo al crear el Ministerio del Interior y el
Transporte, apenas siete años después del primer informe en contra de
los ferrocarriles y habiendo transcurrido tan solo dos años del choque
de trenes de San Miguel, un año y medio de la colisión ferroviaria de
Palermo, un año del Sarmiento sacando a pasear al más allá a un
colectivo lleno, y tres meses y medio de un accidente que se cargó a
medio centenar de personas. Con tamañas medidas acordes a la realidad,
reina el optimismo y se baraja la posibilidad de que para el 2069 creará
una comisión plurijurisdiccional que tendrá por objetivo analizar qué
carajo pasó con el Indec, siempre y cuando la sociedad, la salud y la
inmortalidad la acompañen.
Después de la ¿creación? del Ministerio del Interior y el Transporte, y
superada la sorpresa inicial de notar que Floppy Randazzo sigue vivo, me
pregunté cuál es el criterio para crear un nombre que combine
Transporte e Interior, sobre todo si el primer -y probablemente, único-
fin del mismo, sea manejar la red de transporte de la ciudad de Buenos
Aires y su conurbano bonaerense. Así y todo, agradezco que la dibujen
con la cartera del Interior, dado que el resto de las combinaciones
posibles, serían más preocupantes: Educación y Transporte es un dolor de
huevos en un país en el que los registros de conducir los rifan;
Economía y Transporte no pega, más si consideramos que la fiesta de
subsidios es muy poco económica; Ciencia, Tecnología y Transporte, sería
un insulto a las locomotoras diesel que aún tiran de los antiguos
coches, arrastrándolos por vías a nivel del tránsito vehicular y con
barreras que funcionan cuando tienen ganas. Quizás, Seguridad y
Transporte habría andado de lo lindo, sobre todo porque no hay momento
que unifique tanto a las clases sociales, como el instante en el que se
sufre una buena pungueada, un patriótico abuso sexual, o un glorioso
choreo con una buena golpiza nacional y popular.
Así y todo, el jueves demostraron que todavía les queda algo de cuerda e
inventiva, cuando anunciaron la renuncia de Reposo en medio de un
cacerolazo y le aliviaron a la corpo mediática oficialista la tarea de
tener que dibujar noticias en el mientras tanto. Luego de ver el
desenlace de la cuestión del aspirante a Procurador General de la
Nación, no me queda otra que pensar que fue todo adrede: un tipo más
impresentable que Guillermo Moreno en un seminario sobre pacifismo, que
ostenta tantos méritos para acceder a tamaño cargo como los que tiene
Nilda Garré para consagrarse como la Cola Reef del verano, se presenta
en el Senado impostando la forma de hablar de Néstor y es incapaz de
responder algo tan básico y elemental de la carrera de Derecho, como lo
son las teorías de la suspensión de juicio a prueba. Que un grupo de
legisladores kirchneristas, que han votado a favor de peores cosas,
adelanten que no lo apoyarán, aumentó mis sospechas. Finalmente, que el
vocero oficial estuviera al borde del ACV por intentar leer el compilado
de errores de ortografía y atentados a la gramática castellana justo en
medio de una protesta molesta, me terminó de cerrar. Al día siguiente,
el gobierno propuso a Gils Carbó, que por el sólo hecho de defenestrar a
todos los eventuales enemigos del gobierno, ya debería ser descartada,
pero que al lado del mamarracho anterior, pareciera ser una creación
artificial con los genes de Dalmacio Vélez Sarsfield, Carlos Tejedor,
Juan Bautista Alberdi, Guillermo Borda y Sebastián Soler. Quien
pareciera no haberse enterado aún, es el pobre Reposo, que en su
renuncia tiró tanta bronca como intentos de asesinato a la lengua de
Cervantes, y a poco estuvo de refregarnos que tenía un currículum aún
mejor para presentar, pero que nosotros no lo merecemos.
En otro orden de cosas, el gobierno antikirchnerista de Cristina se
encuentra cada vez más distanciado de quien fuera el principal aliado de
Néstor en materia sindical, y también de su vicepresidente, actual
gobernador bonaerense. Moyano y Scioli demostraron que están realmente
preocupados por el accionar de Cristina y se jugaron un picadito,
cagándose de risa de la Presi, de quien Moyano dice que se alejó del
movimiento obrero, en un claro error de interpretación: Cris tiene más
fotos con empresarios inaugurando sus pedorras líneas de producción, que
con obreros de carne y hueso, y lo más cerca que estuvo de interactuar
con un trabajador real, se trató de un dirigente kirchnerista disfrazado
de minero. La fascinación oficialista por frenar cualquier proyecto de
ley que beneficie a los trabajadores, también va en ese sentido.
Es el mismo error que se comete cuando dicen que Cris se alejó del
Partido Justicialista, como si alguna vez le hubiera importado, más allá
de usar la Lista 2 para prenderse de los votos de Carlos Saúl con el
objetivo de mostrar su gran oratoria en alguna banca legislativa. Hoy,
hasta Julio Alak tiene un camporita metido en la mesita de luz,
contándole las costillas y decidiendo por él lo que hay que hacer.
Abro paréntesis.
Y asimismo, cabe exponer esas cosas que surgen de tanto manoseo
revanchista y parcialista de la historia. Menem ni bien asumió trató de
armar cierta pacificación fuera y dentro del Justicialismo con eso de
los indultos a troche y moche. Hoy, año 2012, hablar del rechazo de la
sociedad a esas medidas es una falta de memoria que choca con el
arrasador resultado electoral que obtuvo el entonces oficialismo seis
meses después del último indulto, en las legislativas de 1991. Apuntar a
un resultadismo motivado por la economía, también es incoherente de
parte de quienes suponen que Cristina ganó en 2011 por sus políticas
buena onda. Néstor, por su parte, en 2003 también hizo ese juego de
mantener el equilibrio entre jóvenes revolucionarios devenidos en
burgueses con problemas de próstata, y la ortodoxia peronista: se
recontra pegó al verticalismo sindical y colocó al exbebé Righi en la
Procuración General.
Sin embargo, a poco de asumir y con la derogación de los indultos y
otras leyes de obediencia debida y punto final, no faltó quien hiciera
uso de este artilugio legal y promoviera causas, no contra represores de
gobiernos de facto, sino contra funcionarios de gobiernos elegidos por
un número que ningún otro gobierno jamás alcanzó. Y así fue que,
mientras pedían la extradición de la expresidente María Estela Martínez
de Perón, algunos muchachos fueron y levantaron la interrupción del
expediente por el asesinato de José Ignacio Rucci, poco tiempo antes de
que prescribiera.
Tanto hablar de la represión ilegal, de llamar gorilas a los que no
creen en esa ironía del modelo de redistribución de la riqueza en el
país de la indigencia callejera y los desnutridos sin dientes, y de
exhibir banderas de Perón, Evita y la patria pajerista, se les fue la
mano y Myriam Brejman lo resumió cuando dijo "nos dimos cuenta que con
la voragine de los pedidos de reapertura de causas, nadie se acordó de
la Triple A". Y aparecieron los querellantes.
La semana pasada detuvieron a siete personas a las cuales, extrañamente y
para variar, ya había marcado Página/12, entre ellos un yerno de López
Rega y varios allegados más al exministro de Bienestar de Cámpora, Perón
y su viuda. (Sé que el periodismo argentino no está pasando por su
mejor momento, pero que en el día del periodista todos repitieran como
loro que uno de los detenidos -Carlos Villone- era secretario privado de
López Rega, cuando fue funcionario designado por Perón y llegó a ocupar
un ministerio más tarde, no ayuda mucho. No era muy difícil, con
consultar la Wikipedia, alcanzaba.) Entre los detenidos, también se
encuentra Jorge Yessi, dirigente de la Juventud Peronista República
Argentina, la contraparte del resto de las agrupaciones de Juventud
Peronista encolumnadas tras el verso salamero de la Patria Socialista.
Más allá de todo lo que se pueda llegar a decir sobre estos hombres,
estaría bueno que blanqueen de una vez por todas hasta dónde tienen
pensado llegar, porque todos los mencionados en el expediente -los vivos
y los muertos- fueron funcionarios designados por Perón, otros fueron o
son dirigentes sindicales, y algunos, inclusive, Perón tuvo que
pedirles por favor que agarraran el cargo, como el caso del Comisario
General Alberto Villar, asesinado junto a su esposa por Montoneros en
1974.
Desconozco cuál es el verdadero fin, aunque lo intuyo. Encuadrar en lesa
humanidad los crímenes cometidos por la "derecha" peronista porque
algunos de sus miembros de la misma cobraban un sueldo del Estado,
debería -por una cuestión de equilibrio jurídico, y no por mero
revanchismo- habilitar a un accionar idéntico respecto a los crímenes
cometidos por otros grupos, cuando Bonasso, Garré y Kunkel también
utilizaban los recursos del Estado para obtener información y platita.
Uno de los pocos momentos de la historia imposibles de ser sometidos al
peronómetro son, por cuestiones básicas y mínimas de obviedad, aquellos
en los que se pretende encuadrar los accionares de Perón. No pudo
hacerlo Firmenich cuando en 1973 dijo que el General no era lo que ellos
habían creído, ni tampoco pudo el gorila disfrazado de Ortega Peña
cuando afirmó -desde su banca de diputado peronista, claro- que el
responsable del asesinato de militantes del PST era Juan Domingo,
difícilmente puedan hacerlo ahora estos cuatro de copas, pero lo
intentan. Como cuando el filósofo devenido en señora de tetas caídas,
José Pablo Feimann, define al peronismo del tercer gobierno de Perón,
como el peronismo mogólico, con todas las incoherencias lingüísticas,
históricas y políticas que ello infiere, entre las cuales se encuentra
la afirmación -por decantación- de que todos eran peronistas, menos
Perón, su gabinete, sus amigos, sus diputados, sus senadores, sus
gobernadores, sus intendentes, la CGT, las 62 Organizaciones y el 60,12%
del padrón electoral de septiembre de 1973.
Para pelotudos como Feimann, la verdad es una construcción de
pretensiones subjetivas y personales, de ilusiones y enamoramientos
platónicos, pretendidas incorrecciones políticas que de tanto aplauso,
se convierten en mera corrección, de mitos que triunfan sobre una
realidad que dice que Perón invitó a irse a la casa a ocho legisladores
que no quisieron sancionar una ley en contra de la subversión. Una
realidad que nos muestra que Perón consideraba que Righi es un pelotudo.
Una realidad que dice que Perón los echó de un acto por el día de los
trabajadores mientras ellos, nenes de triple apellido que habían visto
herramientas de trabajo sólo en el manual de Kapelusz de quinto grado,
llamaban gorilas a los dirigentes gremiales. Una realidad que dice que
Perón se vistió con su uniforme de Teniente General del Ejército -ese al
que definía como "el puntal de la Patria" y el mismo que utilizó para
recibir como camarada a Pinochet y visitar a Stroessner- para una cadena
nacional en la que llamó a no descansar hasta haber exterminado uno a
uno a los psicópatas que atentaban contra la soberanía de la República.
Ante tanta evidencia documentada, el análisis político-filosófico de la
coyuntura nacional aplicada al contexto histórico, les ha permitido
llegar a la sesuda conclusión "Perón estaba gagá". Ese curioso e
indescifrable mecanismo de sinapsis que permite desacreditar al otro por
pensar distinto, es el mismo que hoy en día, mis queridos chichipíos,
está de moda. Para no ser peronista, hay que ser fan de Cristina y de
Mariotto, reivindicar a todos los compañeros caídos, a pesar de haber
muerto -muchos- en enfrentamientos por atentar contra el gobierno de
Perón, defender a Boudou y su Unidad Básica de Puerto Madero, tolerar a
mercenarios multimillonarios y militar a favor de la patria contratada,
con las comodidades que difícilmente podrían solventar un salario mínimo
o un plan asistencial. Por contraposición, y al igual que entonces,
para ser gorila, bastan con ser un laburante que pide que se la saquen
un poquito, o un pobre pelotudo que pide que aflojen con el delirio
progresista y dediquen la décima parte de esas energías a paliar la
miseria.
Tanto manosear la historia, tanto revolver tarros llenos de mierda,
tanto resentimiento inexplicable cuarenta años después, tiene sus
costos. Tal como intuyo, el "vamos por todo", incluye a Perón en el
paquete.
Cierro paréntesis.
Mucho más en Relato del presente, un blog super recomendable.
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