Cuarentena desenfrenada


Me encerré en casa antes de que se declarara la cuarentena, preocupado por la poca importancia que este gobierno le estaba dando al asunto y viendo como Ezeiza era un colador donde solo se firmaban DDJJs que luego terminaban en la basura.
Desde el 13 de Marzo que no veo a mi novio.
Desde antes que no veo a mi familia. Ni a mis amigos.
No rompo ni rompí la cuarentena con ningún tipo re reunión social.
No usé la excusa de "ir a hacer las compras" para salir 10 veces al día.
Soy personal esencial desde el primer momento y pedí (y obtuve) los 10 millones de permisos que se me pidieron.
Bajé aplicaciones de dudosa seguridad para estar al día y evitar inconvenientes yendo a trabajar.
Me lavo las manos cada 10 minutos, me las froto con alcohol en gel la misma cantidad de veces.
Uso tapabocas para estar en la calle cuando hago las compras y uso (además) una máscara de acetato.
No me saco ninguna de ambas en ningún momento. No me las toco tampoco.
No necesito una regla para darme cuenta cuando alguien está a menos de 2 metros de distancia y en forma políticamente correcta se lo hago saber.

Esquivo en la calle los conglomerados de gente. Hago zigzag para intentar no cruzarme a nadie.
Higienizo las compras con alcohol al 70% antes de guardar todo en la heladera o alacenas.
Limpio todas las superficies con detergente y luego con alcohol al 70%.
Cada vez que vuelvo de la calle me desvisto pegado a la puerta, limpio el piso con lavandina y automáticamente me baño
En el trabajo no me saco el barbijo salvo una vez al día (alejado, en soledad y en un patio sin contacto con nadie) para cambiarlo por otro luego de 5 horas de tenerlo puesto.
Me cruzo lo menos posible con mis compañeros, los mantengo siempre a distancia y nunca pero nunca me acerco si por algún motivo se bajaron el barbijo.

Lo mismo con los clientes. Todos obligados a usar el barbijo y si se lo bajaron, los obligo a ponérselos como corresponde.
También en el trabajo además del barbijo uso la máscara de acetato. Todo el tiempo. Hayan o no clientes cerca.

No comparto lapiceras ni tazas ni vasos. No me reúno ni me siento cerca de ninguno de mis compañeros.
Como hacemos turnos rotativos 15/15, aprovecho cuando me toca ir a trabajar para aprovisionarme de comida y cosas que necesite.

Luego, cuando me toca encerrarme por 15 días, me encierro. Literalmente. No salgo. Tengo todo lo necesario. Apenas salgo al balcón.
No tomo el transporte público. Ni taxi ni remis. Tengo la suerte de vivir cerca del trabajo y voy caminando, aunque haga un frío de casarse o esté lloviendo.

No me cruzo con ningún vecino. Ni en el ascensor ni en el balcón. Los evito.
Todo esto me llevó a niveles tales de paranoia, miedo y estrés que mi psicóloga (por primera vez en mi vida) me obligó a tomar Clonazepam.

Si, estaba con ataques de pánico, crisis de ansiedad y fobias que nunca en mi vida había tenido.
Tuve que convencer a mi entorno que no me iban a ver ni la cara en persona hasta que esto no pasara.

No voy a romper la cuarentena. No quiero. No solo no me quiero contagiar sino que tampoco quiero cargar en mis espaldas la culpa de contagiar a mis seres queridos.
Dicho todo esto, solo caben dos aclaraciones:

1- Si me contagio es por haber cometido algún descuido y por tener mucha mucha mala suerte. Mucha.
2- Me siento con autoridad moral suficiente para criticar todo lo que quiero criticar sobre el manejo de esta cuarentena eterna.
Porque sí, hay miles de cosas que se deben criticar. Que se tienen que mejorar. Que no se hicieron o se hicieron tarde y mal.
Si, hay que preguntar y repreguntar todo lo que no nos están diciendo. O confrontar los dichos falsos de los funcionarios y sus asesores con los datos que los desmienten.
Si, hay que marcarles los errores una y otra vez. Hasta el hartazgo. Aunque se ofendan y se ofusquen.
Hay que marcarles todos y cada uno de los errores porque por casi 100 días nadie lo hizo y ellos hicieron lo que se les planchó los huevos.
Y lo hicieron mal. O tarde. O poco.
Y acá estamos , 100 días después esperando a que venga lo peor aún.
A ellos, a los funcionarios, sus asesores y todos los "especialistas" lamebotas que nunca se les ocurrió siquiera cuestionar un ápice de nada y se la pasaron 100 días tirando flores a una cuarentena eterna para congraciarse con sus ídolos políticos.
Porque se creen intocables, se creen vacas sagradas que la tienen atada.

Bueno, no. No la tienen atada claramente.

No escucharon las críticas en su momento. Más vale que las escuchen ahora.
Lo siento muchísimo si se sienten acosados por la crítica al punto del abuso.
Se lo merecen por no haber escuchado las críticas antes y tildar a quienes proponían soluciones diferentes como "trolls", a quienes tildaron como "anticuarentena" o "pro-muerte".
Yo (por ahora) solo dejé mi salud mental en esta cuarentena.

Hay gente que dejó su vida entera. Gente que se murió por no ser tratada a tiempo por otras afecciones. Gente que perdió su laburo y a duras penas conseguirá otro cuando esto termine.
Gente a la cual no le diagnosticaron una enfermedad a tiempo y para cuando lo hagan puede ser muy tarde.
Gente que se está fumando todos los ahorros de su vida para poder comer a fin de mes.
Gente que vio su emprendimiento caerse a pico y tras lo cual se queda si nada.
Gente a la cual le discontinuaron su tratamiento crónico. O le discontinuaron su medicación y sus consultas de seguimiento.
Gente que hoy se está suicidando porque no da más.
Gente que se está muriendo de un infarto masivo porque le arrebataron todo su futuro.
Entonces si, por todos ellos, tenemos el derecho de cuestionar a quienes toman las decisiones, a quienes asesoran para que se tomen esas decisiones y a los que desde el minuto cero se dedicaron a aplaudir sin siquiera criticar nada.

A todos ustedes los vemos. Nos vamos a acordar

SEK TeddyBear ®
@sek1982

Publicar un comentario

0 Comentarios