http://www.relatodelpresente.com/2012/11/periodismo-extremista.html
Debo reconocer que han llevado adelante el mejor homenaje a la vida de
Néstor Kirchner que alguien pudiera haber imaginado alguna vez: una obra
sobrefacturada, bancada con nuestros impuestos, en la que se hace
alarde de los aspectos que quedan lindos, y se ocultan todos los demás,
aún a pesar de la inconexidad entre los distintos instantes de vida. Por
si fuera poco, se dibuja una concurrencia masiva, en la cual los
intendentes y otros lúmpenes disfrazados de dirigentes utilizan dinero
de bolsillos ajenos para agotar las entradas en las salas de los cines.
Al menos las entradas resultan más económicas que los viajes turÃsticos a
la Plaza de Mayo. Por mi parte, aporté mi pequeño granito de arena a la
memoria de Néstor al conseguir la pelÃcula en la calle, asÃ, de
queruza, ilegalmente pero a la vista de todos los que pasaban y miraban
para otro lado, como Néstor lo habrÃa querido.
Luego de casi quedarme sin diafragma ante los sucesivos ataques de risa
-convengamos que tantos años de incógnita sobre la figura de Máximo
merecÃan algo más que análisis bÃblicos sobre porque su padre le pateaba
los juguetes- me anoticié de que algo raro habÃa sucedido con ClarÃn y
la democracia. Ante la reacción de diversos periodistas, supuse que
Magnetto se habÃa subido a una tanqueta para irrumpir en la Rosada y
proclamar el Cuarto Reich. No era el caso. DirÃa que exageré en mi
imaginación de los hechos, pero me quedé corto ante las manifestaciones
de repudio y llamado a la resistencia civil por parte de quienes tienen
el deber de informar, aunque lo hagan como el upite.
Antes de emitir opinión, me tomé la molestia de leer el bodriazo de una
denuncia de treinta y cinco fojas mal redactadas, como para tener noción
de qué iba a hablar, y no hacer un llamado a la defensa de la libertad
de prensa que me haga quedar como un boludo que se subió las medias para
una foto carnet. Y no, no encontré que a ningún periodista lo citaran
ni para tomar mate en Plaza Lavalle. Basicamente, se trataba de un
racconto de declaraciones en las que distintos miembros del gobierno y
de sus medios públicos de propaganda, tildaban al Grupo ClarÃn de estar
detrás de la protesta de Gendarmes y Prefectos, como asà también de
organizar y coordinar los cacerolazos del 13 de septiembre y 8 de
noviembre, siendo todos estos casos intentos desestabilizadores y
golpistas. Hasta ahÃ, nada que no sepamos.
Por un lado, Abal Medina Jr, que en su rol de Jefe de Gabinete, no tiene
otra cosa que hacer que mandibulear en público teorÃas conspirativas
sin aportar la más mÃnima prueba y, de paso cañazo, coaccionar desde un
Estado cada vez más gigante e idiota, a privados sin distinción de
tamaño. Lo hace por obediente y porque está aburrido: si los demás
ministros hacen la plancha entre la falta de recursos y la carencia de
ideas ¿Qué otra cosa puede hacer, más que poner cara de Polino al
momento de puntuar un baile? Pedirle más a un tipo con más tÃtulos que
luces, es demasiado. Es como requerirle seriedad -y no un mapeo
cerebral- a Juan Cabandié, cuando afirmó que las protestas de los
gendarmes no se debÃan a los descuentos salariales sobre un recibo que
escupÃa 2.600 pesos sin pudores, sino que todo era el inició de una
golpe institucional, gestado y comandado por Hector Magnetto.
En la otra vereda, ClarÃn y sus abogados. Desconozco si fue idea de los
bogas o de Magnetto, dado que hay mucho chanta con matrÃcula dando
vueltas, pero esa cosa de reaccionar tarde y a medias, desconcierta. No
cualquiera factura por hacer una denuncia por incitación a la violencia a
dos meses del hecho denunciado, dar nombres pero no pedir que se cite a
nadie, aclarar lo que no es necesario y pedir disculpas por lo que no
se hizo. A la hora de entablar una defensa, hay que defenderse con lo
que se tiene a mano y, si es con las mismas armas que el atacante,
mejor. Eso de hacerse el malo, pero con una remera de Hello Kitty
mientras se abraza un muñeco del Sapo Pepe, no da: es pedir milanga con
fritas a caballo y no ponerle sal para cuidar la presión. Una
presentación en la que buscan denunciar a quienes los están atacando, no
es una cuestión grave, ni aguda ni esdrújula: es un mero pedido de
investigación. Inexplicablemente, ClarÃn se dejo envolver por la ola de
crÃticas injustificadas, dado que, de lo que se desprende de la
presentación, si la justicia termina citando a algún periodista, es
porque lo creyó necesario y no porque lo haya pedido un abogado. Sin
embargo, ante el ataque colectivo, en vez de mantener la postura, se
sentaron y bajaron la mano.
Para algunos periodistas, te podés meter con cualquiera -con cualquiera-
menos con otro periodista del palo. Como si tuvieran fueros, pueden
decir lo que se les cante bajo el manto del "deber de informar", aunque
esa información se trate de emitir opiniones tales que ameritarÃan la
clausura por tiempo indeterminado de las carreras de periodismo y
comunicación social. Esto va más allá de la libertad de prensa. No es lo
mismo opinar sobre el origen y composición de una protesta que dar por
sentado que todos son tÃteres del plan golpista de un empresario, asà se
trate de Juan Pérez golpeando una cacerola, del Gendarme Gutiérrez o de
Canuto Cañete.
Curiosamente, hubo periodistas que salieron a defender a colegas que no
dudarÃan en celebrar y justificar el encane de cualquier periodista
contrera, como quedó demostrado ante la demora de Lanata y su equipo en
Venezuela. Y los defendieron de algo que no pasó, amparándose en
garantÃas que no corren para este caso. Hablaron de libertad de
expresión en los mismos términos que Cristina: digan lo que quieran sin
probar nada, que nadie podrá reclamarles por ello. Curiosamente, no se
trató de un pedido de censura, sino de una denuncia por incitación a la
violencia.
La única garantÃa especÃfica reconocida hacia el periodista a diferencia
del resto de la ciudadanÃa, es la reserva de la fuente de información.
Después de eso, son iguales a todos los mortales, con los mismos
derechos y las mismas obligaciones. Considerar que judicializar la
opinión es lo mismo que una citación a ratificar ante un empleado
judicial y entre cuatro paredes lo mismo que se ha dicho en la
televisión, es tan exagerado que avergüenza la reacción de un sector del
periodismo en defensa de derechos que nunca se vieron violentados, a
no ser que denunciar un complot golpista o coaccionar públicamente desde
la televisión abierta en medio de un partido de fútbol -y sin dar
mayores datos- se trate de una garantÃa constitucional que debe ser
velada por todos.
Con todo esto, cuesta entender cómo un diario con sesenta y dos años de
existencia -más de seis décadas en el mundo del periodismo- pudo caer en
el error garrafal de darle de comer al oficialismo de este modo. El
concepto básico de pegar cuando duele, donde duele, se les desdibujó y
quedaron como un grupo de quinceañeras que caen por error en el puerto
el dÃa de amarres. En tiempos en los que la batalla cultural es un
desperdicio de energÃas que tiene que quedar para otro momento, poco
importan las desmentidas: el primero que pega se queda hasta con el
derecho a réplica. Desde ClarÃn se expusieron, solitos, a que los acusen
-más que nunca- de todo lo que se los venÃa acusando. No tiene
explicación: quisieron tomar el cuartel de noche y prendieron la luz.
En otro orden:
Capitanich se hizo eco del desastre en el que se encuentra sumida la
provincia del Chaco. En su defensa, afirmó que solucionar los problemas
lleva tiempo. Luego de nueve años de mandato, estima que para mediados
de septiembre de 2035 habrá encontrado la solución para el problema
acuÃfero de la zona, cuando la sabia madre naturaleza se haya encargado
de disminuir a cero a los revoltosos que se quejan por no tener agua.
El benemérito titular de la Biblioteca Nacional, Horacio González,
demostró sus notorios conocimientos en materia de economÃa y derecho
internacional, aunque los mismos datan de la era de la criminologÃa
antropobiológica. Según el hombre alérgico al champú, el Juez Federal de
Nueva York, Thomas Griesa, tiene un rostro imperialista, una mirada en
la que se puede apreciar la conquista de México y un mechón "en el que
habita el supremo placer de hacer daño". Por suerte para González y todo
el kirchnerismo, las teorÃas lombrosianas de prejuzgar por rasgos y
actitudes, han sido descartadas hace un siglo y ya no se toma en serio
la teorÃa de que los estrábicos son criminales, o que un delincuente se
destaca por ser vago, acomodaticio, perezoso, hipócrita, incapaz de
sentir piedad hacia sus enemigos y, a su vez, de una sensiblerÃa fácil.
Cristina recibió a su par de Perú, Ollanta Humala, a quien primero
agasajó con un almuerzo y, a la hora de los postres, castigó con un
discurso. Entre diversas bestialidades, la Presi se quejó de que en la
región haya paÃses que otorgan beneficios a las inversiones extranjeras
en detrimento del resto. Sin dar nombres, suponemos que Cristina se
referÃa a Colombia, Ecuador, Brasil, Chile, Uruguay, Bolivia, Paraguay y
Perú, quienes dolosamente atraen inversiones sólo para perjudicar a
Venezuela y Argentina. En esta, banco a la Presi. Con seguridad
jurÃdica, inflación controlada e impuestos razonables, cualquiera atrae
inversiones.
Güednesdei. Y ustedes creÃan que estaban en problemas: mi psicóloga es kirchnerista.
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