La luz apagada de Kicillof


El día que Kicillof quedó segundo y perdió un concurso en Económicas
Por Silvia Naishtat para Clarín
02/11/12
El lunes 20 de abril de 2009 en la Universidad de Buenos Aires estaban conmovidos. Había muerto Gregorio Klimovsky, una personalidad única de la ciencia que recorrió todos los campos del pensamiento, desde la matemática y la lógica al psicoanálisis. Esa mañana soleada de otoño en la facultad de Ciencias Económicas se rendía concurso para cubrir el cargo de profesor regular adjunto de Macroeconomía y Política Económica.
Como suele suceder en los concursos de la universidad hubo público que observó en silencio las exposiciones. Axel Kicillof no era la figura en la que se convirtió después y a la que Guillermo Moreno suele llamar Acksel y la presidente, Kichilof. Pero si era conocido en los claustros. No solo por su desempeño como profesor adjunto en Economía II, en Macroeconomía y en Historia del Pensamiento Económico. También, por su militancia como estudiante en Tontos pero no tanto.
Claro que Kicillof, devenido en ferviente camporista, no imaginó que uno de sus rivales en la facultad lo iba a aventajar.
Así, acabó con un segundo puesto en el orden de mérito en el mencionado concurso, algo que en aquel momento no pudo digerir. A tal punto que interpuso un recurso de ampliación de dictamen y logró una especie de nebulosa. A más de tres años, el ganador del concurso, Nicolás Slavatore, no pudo asumir la cátedra .
El jurado estaba integrado por dos eminencias académicas como Daniel Heymann y José Fanelli. También por Dante Sica, un destacado consultor que dirige abeceb.
Salvatore egresó como licenciado en Economía de la Universidad de Buenos Aires en 1993 mientras Kicillof lo hizo en 1995. En las actas sobre el concurso a las que accedió Clarín se justifica el primer puesto para Salvatore de esta manera: “La exposición fue coherente con el buen uso del material didáctico. Mostró solvencia en el manejo de los aspectos analíticos de la macroeconomía y relacionó muy adecuadamente los conceptos teóricos con fenómenos macroeconómicos concretos. Demostró capacidad docente”.
En el caso de Kicillof se dice: “Desde el punto de vista estrictamente didáctico reforzó los aspectos doctrinarios del tema dando menor peso a las cuestiones aplicadas que son de particular relevancia en una materia de las características de la que se concursa ”.
Uno de los jurados, Heymann, había calificado con el máximo puntaje y pedido de publicación la tesis doctoral de Kicillof que editó Edudeba, la editorial de la Universidad. Se titula: “Fundamentos de la teoría general: Las consecuencias teóricas de Lord Keynes”.
Sin embargo, en el concurso de 2009 y de manera unánime los profesores juzgaron acerca de su desempeño: “Mostró solvencia en los aspectos relacionados con la discusión de alternativas analíticas, no siendo tan preciso en lo relativo con el tratamiento de las cuestiones aplicadas como las referidas a las políticas macroeconómicas en economías abiertas”. Así las cosas, su debilidad resultó la aplicación.
Quienes lo conocen de cerca, que son pocos, describen a Kicillof en la universidad como un tipo sin el aspecto de los esforzados, más bien de talento, ayudado por una memoria prodigiosa e impulsado por una gran ambición . Aquel 20 de abril, según un testigo, había ido “a poncho” con sus amplios conocimientos sobre Keynes, pero superado por Salvatore, descripto como el prototipo contrario que al final lo derrotó.
Lo curioso es que desde aquel momento los caminos de Kicillof y Salvatore se bifurcaron.
Uno se transformó en el cerebro para la política económica de Cristina. Salvatore formó con la expulsada del Indec, Graciela Bevaqua el instituto Buenos Aires City, que bajo el paraguas de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA, elabora un índice mensual de precios.

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