No entendió nada RDP


No entendió nada
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Martes, 19 de noviembre, 2013
La muchachada anduvo algo perdida durante los cincuenta días en los que Cristina no estuvo. No fue fÔcil no tener todos los días alguna frase tranquilizadora de la Presi para convencerse de que estÔ todo bien, que no pasa nada, que el cuco no existe y el dólar a diez pesos, tampoco.
La ausencia de Cris se tradujo en sĆ­ndrome de abstinencia ante la falta de festicholas y decidieron que con una de esas levantarĆ­an el Ć”nimo. Pensaron en festejar la erradicación de la pobreza, pero los gorilas que duermen en Plaza de Mayo no quisieron moverse para armar el escenario. Decidieron celebrar el crecimiento del poder adquisitivo, pero cuando hicieron la vaquita para comprar las banderas no les alcanzó ni para los sobrantes de arpillera del Mercado Central. Quisieron celebrar el dĆ­a de la Lealtad Peronista, pero el Ćŗnico que se prestaba para ello era Amado Boudou. Analizaron la chance de hacer una fiesta por la soberanĆ­a hidrocarburĆ­fera, pero Chevron no los autorizó. Les pintó organizar una joda para conmemorar la plena vigencia de la Ley de Medios, y se encontraron con que ClarĆ­n ya tenĆ­a todo arreglado.
La seƱal de alerta definitiva se encendió cuando vieron a Luis D’ElĆ­a desesperado, participando de la marcha del orgullo gay, algo que, de ocurrir en su amada IrĆ”n, generarĆ­a una colecta masiva con el fin de juntar sogas suficientes para colgarlos a todos juntitos.
Ante este panorama, le metieron garra para celebrar el Día del Militante y no se les ocurrió mejor idea que pasar otra vez la película de Néstor, donde la única militancia de los setenta que se muestra del expresidente es una escena en la que le hace cuernitos a Cristina y le saca la lengua al padre. De haber tenido un poquito de creatividad, podrían haber armado -y facturado- una charla debate sobre formas de comunicación en tiempos de represión, donde habrían explicado que no estaba pelotudeando a la novia y al viejo, sino que estaba pasando mensajes claves a los compañeros.
Pero como no hay mal que dure cien años ni hematoma subdural que se resista a la fuerza del proyecto nacional y popular, Cristina volvió. A su modo, pero volvió. Y lo hizo con un video en el que pudo comprobar que a Florencia le pagó un curso de cine en Nueva York al pedo, todo para que termine filmando un video con un trípode y casi sin sonido.
PodrĆ­a haber aprovechado a esa empresa que factura mĆ”s de cincuenta palos por transmitir sus sesiones de terapia televisada, pero Cris prefirió hacerle un mimito a Flor. DespuĆ©s de todo, el contenido estuvo a la altura del presupuesto del video. Sentada en un sillón agradeció las muestras de cariƱo, a los pacientes de la Favaloro -despuĆ©s de cerrar todo el sexto piso, la deben de haber saludado por seƱales de humo- y al militante que le mandó un pingüino de felpa. EsperĆ”bamos a la Presi en funciones y nos trajeron a Virginia Lago sin vinito y con extensiones.
Luego de las gracias vino la presentación de Simón, un cachorrito que le trajo AdĆ”n ChĆ”vez -el hermano de Hugo- desde Venezuela, y del que suponemos que cumplió con todos los requisitos del Senasa. Y asĆ­ fue que despuĆ©s de siete semanas de ausencia, la Presi volvió para contarnos la historia del perro nacional bolivariano. Si le metĆ­a onda, capaz que utilizaba el video para anunciar cosas relevantes, pero ella estĆ” para otras cosas.
A las 20,45 apareció Scoccimarro para avisar que a Lorenzino le cumplieron el deseo, que Kicillof es el nuevo ministro de Economía, que Capitanich deja la pujante provincia de Chaco y que Mechita Marcó del Pont vuelve al anonimato con la misma gloria con la que atravesó su gestión: una línea en un mensaje de quince segundos.
Lo mƔs lindo de todo el asunto no es que Cristina haya tenido tiempo para presentar un perrito y no para anunciar cambios de gabinete, sino la actitud adoptada. Desde que perdieron en las primarias de agosto, en el kirchnerismo se vivieron tres vertientes: los que se dijeron que siempre fueron massistas, los que reconocieron que algo habƭa que cambiar, y los que negaron absolutamente todo y celebraron el triunfo en la AntƔrtida.
Nadie se esperaba que entre los primeros se encontrara MartĆ­n Insaurralde. Entre los segundos estuvieron desde Daniel Scioli hasta Jorge Capitanich. Los que negaron todo incluyeron a funcionarios, dirigentes perpetuamente ninguneados y, obviamente, los monos con surtidor de manĆ­ 24 horas del prime time de la TV PĆŗblica.
1119_Capitanich_Duhalde
En un revoleo de pragmatismo que haría sonrojar a Charles Sanders Peirce, Cristina tomó por la tangente: Capitanich quería que algo cambie, lo cambiaron a él y lo pusieron de Jefe de Gabinete. Los que deseaban profundizar el modelo de crecimiento de anuncios con inserción de pobreza, recibieron como regalo de navidad venezolana la designación del Kici al frente formal de la Economía nacional. Y los que negaron todo, ahora tienen que meterle garra para festejar que era necesario hacer un cambio para que nada cambie.
En cierto modo, estas movidas de gabinete son como un homenaje al ciclo kirchnerista. Por un lado, estĆ” el tierno homenaje al Duhaldismo, ese antepasado de la cadena evolutiva que tambiĆ©n tuvo a Capitanich como Jefe de Gabinete. Por el otro, metió al Banco Central a un bachiller con el mĆ©rito de ser gomĆ­a de la familia. Y para el final quedó esa cosa de “si no te gusta, te lo enchufo al cuadrado”. Le pidieron que afloje, que levante la patita del acelerador o que, al menos, la reme hasta 2015. Le dijeron que habĆ­a que evitar chocar contra el Iceberg, ella decidió acelerar para partirlo al medio.
Lo del Coqui Capitanich tiene lógica: Cristina quiere hacer entender que la batuta para bendecir al próximo presidenciable del kirchnerismo la tiene ella. Ante las aspiraciones de Scioli, Randazzo e, increĆ­blemente,  JuliĆ”n DomĆ­nguez, la Presi les bajó las ganas a todos al colocar en la primera lĆ­nea al gobernador de la provincia de Chaco, que queda tan lejos de la capital que los cómodos camporitas ni se calientan en ver cómo anda. Por lo pronto, esperan ansiosos la orden para volver a pegarle a Scioli.
En cuanto a Lorenzino, hay que reconocer que tenƭa menos autoridad que Lanata en un congreso antitabaco, pero el que nos jodƭa -y nos jode- era -y es- Guillote Moreno. Lorenzino no molestaba, sumaba para hacer bulto en las conferencias y hasta hacƭa juego con los muebles. Querƭamos una cerveza que no engorde, nos dieron una que no emborracha. Pedimos que saquen al talibƔn, nos traen a Bin Laden.
1119_KicillofPor lo pronto nos queda la duda de saber si Cristina estuvo aislada de la realidad, viendo las temporadas completas de Games of Thrones y tejiendo al crochet, o si los funcionarios tienen razón y estuvo al tanto de todo. Cualquiera sea el caso, en tan sólo siete minutos de video y quince segundos de un comunicado, nos dio suficiente dosis cristinista para compensar los cincuenta días de ausencia: un peluche, un perro, lo feo de enfermarse, lo lindo de la familia y el alivio de luto como dulce para mandar a otro a dar las buenas nuevas.
Todo un mes de elucubraciones para que en un puñado de segundos, un ínfimo instante, nos digan que no, que nos equivocamos porque votamos mal, que la economía va por el buen camino y que el gaucho tiene razón cuando cree que todos los ingleses van de contramano en pleno centro de Londres.
Martes. Alguien no entendió nada y no creo que seamos nosotros.

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