Hebe sobreseĆ­da: todos inocentes


Hebe sobreseĆ­da: todos inocentes
El autor de El negocio de los Derechos Humanos cuenta cómo quedó la causa por malversación de fondos en Sueños Compartidos.
Por Luis Gasulla (*) | 15/11/2013 | 12:16


Entre los días 8 y 9 de junio del 2011, la Fundación Madres de Plaza de Mayo era un caos. Hacía un año que su ex apoderado,Sergio Schoklender, quería pegar el portazo y Hebe de Bonafini lo terminaría echando por cuestiones personales. Néstor Kirchner, el interlocutor ideal de Schoklender, había muerto en octubre del 2010, la toma del Parque Indoamericano reflejaba el abandono de políticas de viviendas en la zona sur de la ciudad y el clientelismo político y, por si fuera poco, el proyecto Sueños Compartidos era deseado por funcionarios del Ministerio de Planificación de Julio de Vido que no soportaban mÔs al "loco", como lo llamaban al mayor de los Schoklender.
“Hebe se enteró que Sergio andaba con Patricia y se pudrió todo. Cuando dos personalidades tan complejas se pelean, el mundo estalla en mil pedazos”. Patricia Alonso era la directora administrativa de SueƱos Compartidos y la mano derecha de Schoklender, la otra gran mujer en su vida. La pelea terminó con el autor de “Infierno y Resurrección” fuera del organismo de derechos humanos que mĆ”s plata recibió de un gobierno en la historia argentina.
Cuando el escĆ”ndalo llegó a la tapa de los diarios, Sergio decidió mandarle una seƱal al poder: me protegen o hablo. Y habló, a medias, con el logo de ClarĆ­n detrĆ”s de su sombra. SueƱos Compartidos comenzó un proceso de destrucción interna como si fuese una empresa constructora que alguien habĆ­a decidido vaciar adrede. Las obras se pararon, los trabajadores fueron despedidos y los proveedores tuvieron que ir a cantarle a Gardel para cobrar sus deudas. Eso fue lo que le pasó a la empresa que proveĆ­a los paneles calefactores de la marca Ecosol con los que se equipaban algunas viviendas sociales que se construĆ­an en SueƱos Compartidos. ¿Yo seƱor? No seƱor ¿Y la culpa quiĆ©n la tiene?
El 1 de noviembre, el juez en lo Penal Económico, Gustavo Meirovich, sobreseyó a Hebe de Bonafini en la causa en la que estaba acusada de haber dado la orden de no pagar una serie de cheques emitidos para la compra de un camión y los, antes mencionados, equipos de calefacción. El juez, en forma inĆ©dita, sobreseyó “totalmente” la Madre de Plaza de Mayo, calificó a su decisión como un “error” tĆ©cnico y justificó el freno del pago de los cheques, legalmente emitidos, basĆ”ndose en un peritaje grafológico que arrojó dudas sobre quiĆ©n habĆ­a rubricado las ordenes de pago.
Las personas que firmaban los cheques, ademĆ”s de Bonafini, eran Pablo Schoklender, Alberto Marcelo GarcĆ­a y Juana Meller del Ć”rea de Compras y Finanzas. Para el juez, "pudo existir una tarea imitativa respecto de uno de los firmantes y aquello habrĆ­a estado dirigido a engaƱar y defraudar a la administración de la sociedad". Casualmente, dĆ­as atrĆ”s, uno de los implicados, se enteró de que, segĆŗn el entorno del juez Meirovich, su firma habĆ­a sido adulterada. El hombre se alegró pues el hecho significaba que tambiĆ©n terminarĆ­a sobreseĆ­do de todas las causas en las que estaba involucrado por asociación ilĆ­cita y malversación de fondos pĆŗblicos. Cuando le preguntĆ© si sospechaba quiĆ©n le habĆ­a falsificado la firma, respondió: “Nadie. Lo firmĆ© yo, no habĆ­a nada raro en el cheque”.
Meirovich concluyó su escrito advirtiendo que los empresarios que no cobraron los mencionados cheques, efectivamente, brindaron los servicios que habían ofrecido. Por lo tanto "sufrieron un perjuicio que ahora deberÔ investigar otro juez" pues, Meirovich, se declaró incompetente en razón de la naturaleza del delito. Mientras que el juez sentenciaba que el nombre y el honor de Hebe de Bonafini no deberÔ ser afectado, al menos en la causa que le compete, a cientos de trabajadores les ofrecieron entre 6 y 15 mil pesos en las conciliaciones obligatorias dictadas por el Ministerio de Trabajo de la Nación.
Alejado el juez Norberto Oyarbide por "mal procedimiento" en la causa principal, sobreseĆ­dos los principales acusados por la estafa en SueƱos Compartidos y con funcionarios y ministros del gobierno nacional preparando desembarcar, nuevamente, en un proyecto faraónico junto con la Madre de Plaza de Mayo, lo que muchos se preguntan es ¿dónde fue a parar la plata? ¿QuiĆ©n tuvo la culpa de que las obras no se realizasen? Para la justicia argentina, nadie es culpable pero la pagamos todos como el gran bonete.
(*) Autor de El negocio de los derechos humanos (Sudamericana, 2012)

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