Guía política 2013
Por Alejandro Borensztein para Clarín
27/01/13
Tomemos un país cualquiera, uno del montón. Por ejemplo, Estados
Unidos. Allá hay dos partidos políticos: Republicanos y Demócratas.
Cada tanto hacen una interna entre 4 o 5 ñatos de cada lado, cada bando
elige uno (habitualmente al más canchero) y juegan la final. Gana uno,
pierde el otro y al día siguiente todo el mundo a laburar como si nada.
Veamos otro país al voleo: Uruguay. Ahí la única diferencia es que en
lugar de 2 partidos hay 3: Colorados, Blancos y el Frente Amplio.
Siempre gana alguno de los 3.No hay sorpresas. Un embole. En cambio acá la cosa es bien diferente. Acá es una fiesta.
En tiempos electorales, como los que se vienen ahora, todo es mucho más confuso, mezclado y cualquiera le puede ganar a cualquiera. En la última elección legislativa un tal De Narváez Sociedad Anónima le ganó por 3 puntitos a la lista encabezada por el mismísimo Compañero Jefe y secundado por el Compañero Scioli. En realidad, el Compañero Represa Hidroeléctrica perdió porque apareció un tipo llamado Sabbatella que lo enfrentó y le choreó 5 puntos. De no haber sido por eso, Kirchner hubiera ganado aquellas elecciones y vaya uno a saber cómo hubiera sido la historia. Las vueltas de la vida, ¿no?
Hoy Sabbatella es la Armada Brancaleone del kirchnerismo.
Si fuéramos un país común y aburrido, tendríamos dos grandes frentes electorales.
Uno de centro izquierda, progresista, con el ala progre del radicalismo, Binner, Lilita, Margarita, Pino, y todos los progres que anden sueltos por ahí, y del otro lado, un frente de centro derecha, conservador, con Macri, el PJ disidente, sindicalistas varios y algún desprendimiento medio rancio de la UCR.
En lugar de eso, tenemos a todos estos tipos desperdigados y deambulando aún aturdidos por el 2001 y en el medio el kirchnerismo, donde se mezclan progresistas incautos con unos simpáticos recontrafachos que te la voglio dire. Hay de todo. Desde los humildes genios que atacan a fracasados impopulares como Suar, Darín o Campanella, hasta el extraño caso del ministro Puricelli, el único kirchnerista que reconoce errores. Un excéntrico. Primero asumió el error de Ghana y ahora dijo que se le cae la cara de vergüenza por el buque hundido. Rarísimo. Para mí que mañana lo rajan.
A los del Frente de centroizquierda, solo les cabe juntarse en un bar y tratar de organizar algo serio. Es eso o el destierro de todos ellos. Binner declaró hace poco que el FAP es la segunda fuerza del país y que están sólo un escalón abajo de la Presidenta. Según el Código de Edificación la alzada en escaleras de primera no puede superar los 18 centímetros. Si la Compañera Jefa sacó 11.700.000 votos y Binner sacó 3.700.000 quiere decir que el escalón fue de 8 millones de votos. Como escalón es un poquito alto. Así nunca le van a aprobar los planos. Pero si se ayudan entre todos y encuentran uno que sonría por televisión, pueden lograr algo.
Del otro lado, en el Frente de centroderecha todo parece indicar que lo lideraría el Compañero Mauri. El tipo declaró que está armando “el mejor equipo que se haya visto desde Frondizi para acá”. Por ahora solo consiguió a Miguel Del Sel, al árbitro Baldassi, al Colorado Mac Allister y al hermano de Ginóbili. Para colmo esta semana se le complicó un poquito porque se le bajó Rocío Marengo, quien ahora fue tentada por La Cámpora (mucha militancia, mucho pibes para la liberación, pero en el fondo están más calientes que un búfalo en celo). Veremos.
El kirchnerismo enfrenta las elecciones evaluando varios escenarios: Opción 1: Ganan por afano, incendian la Constitución y al que no le guste que se exilie. Casi imposible. Opción 2: ganan pero no les alcanza, entonces sacan la militancia a la calle y justifican con el clamor popular el incendio de la Constitución. Difícil. Opción 3: hacen una elección flojita y empieza el calvario hacia 2015.
El calvario tiene varios planes. El plan A era la elección de un delfín que originalmente fue Boudou, pero el plan falló porque el tipo más que un delfín resultó ser una raba. Ahora, para congraciarse con la Compañera Jefa, se le dio por atacar a Scioli. No le va a alcanzar. Como mucho llegará a filet de merluza. De ahí no pasa.
Allí se activa el plan B: candidatear a algún experimentado de la banda que ande revoloteando la Rosada, como Capitanich, Randazzo, Aníbal o algún otro. Pero lo más probable es que la Jefa los siente a todos de orto porque en el fondo no confía en ninguno de ellos.
Lo bien que hace, yo tampoco. Además ya están todos medio baqueta.
El plan C sería recrear aquel “Cámpora al gobierno, Perón al poder” y transformarlo en “La Cámpora al gobierno, Ella al poder”. El problema es que ni La Cámpora es Cámpora, ni Ella es Perón. Tampoco Macri es Manrique, ni Binner es Alende, ni Ricardito Alfonsín es Balbín, ni el tren a Mar del Plata de 2013 es el tren a Mar del Plata de 1973, ni Silva es Curioni, ni Funes Mori es Morete, ni la revista porteña es la revista porteña, y paro acá porque nos vamos a poner todos a llorar.
Al kirchnerismo sólo le quedaría el Plan D que para ellos es la suma de todos los miedos, la peor pesadilla, el infierno tan temido: Daniel el Rebueno 2015.
Que el Compañero Scioli sea la lancha salvavidas del kirchnerismo y quizá del peronismo es algo que ni Perón ni Kirchner ni nadie en este mundo imaginó jamás. Pero así parece ser.
A su vez, esto plantea dos escenarios. Plan D1: el kirchnerismo se aferra a la lancha de Scioli y reza para que el peronismo profundo no venga después a cobrarles la cuenta.
El Plan D2 es la Gran Menem 99.
En su momento, el Turco pensó: “Le saboteo la candidatura a Duhalde, lo ayudo a ganar a De La Rúa y yo me quedo como jefe de la oposición, muerto de risa viendo como a la Alianza le explota la bomba de la convertibilidad en la mano”.
¿Preferirá la Jefa hundir a Scioli o a Massa o a De La Sota, y ayudar a Macri por debajo de la mesa? ¿Será que putea al Compañero Mauri todos los días para transformarlo en el líder de la oposición, ayudarlo a ganar para luego sentarse en El Calafate y levantarle su famoso dedito cada vez que trastabille? No hay que comparar porque todos sabemos que el menemismo y el kirchnerismo son el día y la noche (en el norte de Noruega en invierno). ¿Y si en la confusión se les cuela un Binner? ¿O un tapado?
Esta semana Obama asumió su último mandato. Por bueno que sea, en cuatro años termina y se va a casita como Dios manda. Un plomo. Esos tipos no saben la joda que se pierden.
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