La avaricia segĂșn Capitanich

La avaricia segĂșn Capitanich

Por: | 04 de febrero de 2014
No hace tanto, las principales figuras del Gobierno decĂ­an comprender a los argentinos que, curados de espanto con nuestra historia econĂłmica, desconfĂ­an del peso nacional y prefieren ahorrar en dĂłlares y por fuera del sistema financiero, antes en el colchĂłn que en el banco.
En aquellos tiempos, desde la Casa Rosada tiraban, incluso, un manto de piedad sobre quienes habĂ­an ocultado sus dĂłlares al fisco. CorrĂ­a el mes de mayo del año pasado y en la desesperaciĂłn por captar dĂłlares, Cristina FernĂĄndez de Kirchner habĂ­a lanzado un “blanqueo”, un perdĂłn fiscal a quienes utilizaran s us dĂłlares para comprar propiedades a cambio de un papel llamado Certificados de DepĂłsitos de InversiĂłn (Cedin) o los destinaran a comprar bonos para financiar a la petrolera YPF.
El 12 de mayo de 2013, siendo todavĂ­a secretario de Comercio Interior, Guillermo Moreno, abandonĂł por un rato su estilo rĂșstico para ensayar, a su modo, un estilo seductor. En 6,7,8, el programa de propaganda que emite la televisiĂłn estatal, Moreno pasĂł por alto al panel y se dirigiĂł al televidente sin intermediarios:
  “Tantos años de desaguisado econĂłmico que le hicieron a usted ahorrar en dĂłlares no significa que usted sea un delincuente. No es la plata del choreo como dijo un periodista (…) ¡No es cierto! Porque sino estarĂ­amos diciendo que los argentinos que hoy tienen 40 mil millones de dĂłlares dentro del paĂ­s en efectivo son todos chorros. ¡No es cierto! Se han generado las condiciones macroeconĂłmicas desde los años 60 para acĂĄ para que el pueblo, tanto los calificados como los no calificados, empezaran a pensar en pesos en corto (plazo), y de mediano a largo, a pensar en dĂłlares (…) Le estamos diciendo que la plata que obtuvo de alguna manera en una actividad lĂ­cita, pero que de alguna manera no la exteriorizĂł: ‘exteriorĂ­cela’ (…) A su vez le decimos: ‘a usted que tiene que comprarle la casa a su hija, y usted tiene unos dĂłlares, nosotros no queremos que sigan circulando esos dĂłlares, porque hay una decisiĂłn estratĂ©gica de fortalecer el peso, ponga esos dĂłlares en el banco, agarra el certificado y compra la casa, con todo lo que eso significa, porque la alegrĂ­a es contagiosa.”
Pese a los esfuerzos de Moreno, el Ășltimo blanqueo le permitiĂł al Gobierno captar apenas unos 600 millones de dĂłlares, una cifra muy por debajo de la expectativa oficial, que rondaba en 4000 mil millones de dĂłlares.  RegĂ­a entonces la prohibiciĂłn total para comprar dĂłlares con fines de ahorro, que tras la devaluaciĂłn de enero pasado se levantarĂ­a, pero de manera parcial.
En un contexto mĂĄs urgido todavĂ­a de divisas, con las reservas del Banco Central en caĂ­da y con la necesidad de mantener el dĂłlar a ocho pesos para frenar el impacto sobre precios, el jefe de gabinete Jorge Capitanich ha trocado el estilo disuasivo que habĂ­a intentado Moreno por agresiĂłn. SegĂșn Capitanich, quien ahorra en dĂłlares y no los vuelca en bonos, tĂ­tulos ni inversiones, es una persona avara.
“El ahorro promueve la avaricia y es poco solidario con el conjunto de los argentinos, retrasa la expansiĂłn y el crecimiento econĂłmico”, decretĂł Capitanich en un paĂ­s en el que el crĂ©dito hipotecario es casi inexistente y el ahorro en dĂłlares resulta la Ășnica vĂ­a para procurar el acceso a la vivienda, porque el mercado inmobiliario que no acepta otra moneda, como ya quedĂł demostrado.




Tan molesto estaba el jefe de gabinete con quienes se hacen de dĂłlares y los guardan en el colchĂłn o los depositan el banco –aĂșn cuando las tasas en moneda extranjera son exiguas- que en su Ășltima apariciĂłn en 6,7,8 sugiriĂł poner en marcha una suerte de castigo a los avaros.
“Estaba leyendo en las redes sociales”, tirĂł como al pasar “y yo tambiĂ©n pensĂ© que es una pregunta que hay que responder: ¿por quĂ© quienes compraron dĂłlares tienen que recibir subsidios a los servicios pĂșblicos”.
Por cierto, el esquema de subsidios que implantĂł NĂ©stor Kirchner para congelar el precio de los servicios pĂșblicos en el ĂĄrea metropolitana representa hace rato una carga injustificada para las cuentas del Estado y un sistema injusto para los habitantes del resto del paĂ­s. Pero, como ocurriĂł con el dĂłlar cuando quedĂł relegado respecto de la inflaciĂłn, el Gobierno demorĂł tanto en tomar una decisiĂłn que sĂłlo le quedan malas opciones: una actualizaciĂłn de tarifas que aliviane los subsidios meterĂ­a mĂĄs presiĂłn sobre la inflaciĂłn y son demasiados años de atraso como para en un sĂłlo ajuste el tiempo perdido.
Ahora Capitanich sugiere erradicar los subsidios a quienes compran dĂłlares, con ese Ășnico criterio: porque compran dĂłlares. Podemos compartir que quienes ganan por lo menos dos salarios mĂ­nimos (el mĂ­nimo exigido para poder comprar dĂłlares) no deberĂ­an estar entre los sectores subsidiados por el Estado, pero eso no tiene nada que ver con la manera en que el contribuyente elige ahorrar, aunque el jefe de gabinete pretenda aleccionarnos sobre el rol de la solidaridad en la economĂ­a familiar.
“El ahorro es virtuoso en toda sociedad en tanto y en cuanto estĂ© volcado al circuito productivo, en acciones que sirven para financiar a una empresa, si uno adquiere un tĂ­tulo pĂșblico puede financiar una obra pĂșblica, si lo vuelca al sistema financiero, como es mi caso personal, es virtuoso….”, insistiĂł esta mañana Capitanich. AludĂ­a a los plazos fijos por un monto de casi dos millones de pesos que forman parte de su patrimonio.
SegĂșn consta la declaraciĂłn jurada de bienes que presentĂł ante la Oficina AnticorrupciĂłn, el jefe de gabinete es propietario, ademĂĄs, de cuatro inmuebles, tres de los cuales adquiriĂł como “inversiĂłn” ¿productiva?.

Publicar un comentario

0 Comentarios