Una “década ganada” sin luz y con 10 millones de pobres


Una “década ganada” sin luz y con 10 millones de pobres
Por Pablo Calvo - Claudio Savoia
Un balance del peor año de la era kirchnerista. Sin electricidad para todos y con tensión social.







29/12/13
La “década ganada”, expresión que coronó 10 años de relato kirchnerista de la realidad, termina con más de 10 millones de argentinos pobres, 260 mil chicos con algún grado de desnutrición, 850 mil jóvenes que no estudian ni trabajan, 14 muertos este mes por saqueos favorecidos por la inacción policial, inflación sin freno, cinco cotizaciones del dólar, reservas que se evaporan y el abandono de cientos de miles de argentinos que en plenas fiestas de fin de año se quedaron sin luz, sin agua y sin paciencia para escuchar explicaciones de funcionarios incapaces de prever que, en verano, hace calor.
Es, por las consecuencias sociales de mayor pobreza y tensión urbana, más los resultados electorales que pidieron un cambio de rumbo político, pero se encontraron con una “profundización del modelo”, el peor año de este período.
La presidenta Cristina Kirchner y su elenco de colaboradores pintaron un país de fantasía, con mediciones irreales y manipuladas por el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC). En 2007, cuando sucedió a Néstor Kirchner, Cristina dijo que le gustaría que Argentina fuera “un país como Alemania”, por su orden, infraestructura, transparencia y calidad institucional. Este año fue por más y llegó a señalar que estamos “mejor que Australia y Canadá” en solvencia fiscal. Son verdades que se derriten como la gente estos días, sin ventilador ni oxígeno.
Los constructores de la verdad kirchnerista hacen la extrapolación entre el “infierno” de los años 2002 y 2003, cuando las economías acudían a las cuasimonedas y los vecinos al trueque, con los indicadores actuales, favorecidos estos años por la exportación de soja, desdeñada en el discurso, pero aplaudida a la hora de la recaudación.
En un informe especial de la agencia de noticias Télam, se destaca que en estos 10 años mejoró la distribución del ingreso, la jubilación y el salario mínimos, el nivel de empleo y el presupuesto destinado a educación, que de 3,64 por ciento del Producto Bruto Interno pasó al 6,5 por ciento, aunque no se logró con ello que los alumnos entiendan lo que leen, según demostraron las últimas pruebas PISA.
El kirchnerismo habló de una “revolución ferroviaria” que nunca concretó y el mal estado de los trenes se llevó la vida de 51 personas en la tragedia de Once.
Prometió también una lucha a fondo contra el empleo en negro, pero hay cuatro millones de trabajadores que están en esa condición. Promocionó planes de vivienda masivos, pero lo que más ha crecido en esta década fueron las villas. Negó la inflación y determinó que el kilo de pan iba a costar 2,5 pesos, pero después subió a 10 pesos y ahora cuesta 18 pesos.
Así, la distancia entre las estadísticas oficiales y el padecer cotidiano de los ciudadanos se alarga. Los funcionarios presentan sus números como si fueran incontrastables y dan volantazos dialécticos como el del jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, que ante la crisis energética sugirió la implementación de “cortes programados” de luz, pero luego buscó despegar al Gobierno de toda responsabilidad, pese a que tiene la obligación de controlar la prestación del servicio. El sitio Chequeado.com, una suerte de detector de mentiras de los funcionarios de distinto signo político, señaló que, entre 2007 y 2011, se aplicaron multas a Edenor, Edesur y Edelap por 820 millones de pesos, pero que 629 millones de pesos quedaron como “saldo pendiente”, es decir que no se pagaron por distintas apelaciones.
Se puede poner a trasluz el pizarrón de números y dibujos que exhibe el oficialismo sobre su “década ganada”, con otros cálculos o lecturas, de organizaciones no gubernamentales, organismos internacionales y parlamentarios que cuestionan las verdades kirchneristas. Aquí las principales: Pobreza.
El INDEC sostiene que el índice bajó en 10 años del 58% al 4,7%, lo que equivale a 1.776.000 personas. Pero el Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) eleva el porcentaje a 26,9%, lo que involucra a más de 10 millones de personas. El viernes pasado, el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, descalificó ese informe y dijo que “no hay posibilidad de que la pobreza crezca”. La CGT de Hugo Moyano, en tanto, considera que la pobreza es seis veces mayor a la que difunde el INDEC y afecta a 11,3 millones de personas.
Asignación Universal por Hijo.
Creada por decreto en 2009, su poder adquisitivo cayó 13% en dos años a causa de la inflación. El vocero de la Conferencia Episcopal, Jorge Oesterheld, dijo que “la inflación licuó la contención de los planes sociales”, y que “lo que falta es trabajo genuino, porque cuando se habla de desocupación se cuenta como personas ocupadas a quienes reciben planes sociales y en realidad no están ocupados”.
Villas.
La organización “Un Techo para mi País” calculó que entre 2001 y 2011, las villas crecieron un 55,6% y que en siete sitios relevados (la Ciudad de Buenos Aires, la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Rosario, Salta, Misiones y el Alto Valle de Río Negro y Neuquén) existen 1.834 asentamientos informales, donde se alojan 532.800 familias.
Más jóvenes “Ni-Ni”. Según el Instituto para el Desarrollo Social Argentino (IDESA), en el tercer trimestre de 2012 había 850.000 jóvenes de entre 15 y 24 años que no estudian ni trabajan. Es un cuatro por ciento más que en 2003. Se les dio el voto a partir de los 16 años, pero no se han generado horizontes posibles para estos jóvenes.
Salarios escasos.
El viernes se informó que 8.050.000 personas, la mitad del total de asalariados, ganan menos de 4.000 pesos por mes. Es un ingreso que apenas cubre las necesidades básicas y que se ve afectado por los aumentos de precios y subas como la que se aplicará desde el próximo miércoles al boleto de colectivos, del 66%.
Reservas del Banco Central.
Cuando Kirchner asumió en 2003, las reservas eran de 11.045 millones de dólares. El récord histórico se produjo el 26 de enero de 2011, con 52.654 millones de dólares. Pero la semana pasada, casi dos años después de aquella marca positiva, las reservas bajaron a 30.680 millones de dólares, a un ritmo que no encuentra freno.
Presión tributaria.
De cada 100 pesos que se gastan en alimentos, entre 34 y 42 van a impuestos.
Energía.
Con cifras de enero a octubre de cada año, el déficit energético creció de 2.811 millones de dólares, en 2011, a más de 6.000 millones en 2013, admite el INDEC. Las compras de energía saltaron de 2366 millones en 2009 a 10.304 en 2013.
Inseguridad. Para las Naciones Unidas, que tomó datos de 2008 y no actualizó su informe porque el Gobierno dejó de difundirlos, la Argentina es el país con más robos en América Latina, con una tasa de 973 asaltos cada 100.000 habitantes.
Narcotráfico.
Sin dar cifras, el ex ministro de Defensa Arturo Puricelli admitió que el tráfico de drogas “ha crecido” en la última década, mientras que la Iglesia reclamó medidas “urgentes” contra un flagelo que “crece sin control”.
Corrupción.
En 2003, las causas por corrupción que atendía la Justicia correspondían a funcionarios del menemismo o de la Alianza: tráfico ilegal de armas, sobresueldos con fondos reservados o sobreprecios en la Casa de Moneda. Ahora, el viento de Tribunales empezó a cambiar y el kirchnerismo enfrenta causas sobre la ruta del dinero K, la apropiación de la empresa Ciccone, la tragedia de Once, los manejos para la construcción de viviendas sociales por parte de la organización Sueños Compartidos, vinculada a las Madres de Plaza de Mayo, presuntas dádivas en la compra de vagones a España y subsidios al transporte.
Cobertura médica.
Hoy, el 38% de la población no tiene ni obra social ni cobertura de medicina prepaga. El 51% está cubierta por una obra social o el PAMI. Y sólo 11% tiene una prepaga. El resto debe atenderse en los hospitales públicos, que este año fueron afectados por más de 30 paros.
Inseguridad alimentaria.
Según el Observatorio de la Deuda Social de la UCA, el 11,7% de los argentinos (unos 4,4 millones) experimentaron en el último año una reducción de la cantidad de alimentos que consumía o algún evento de hambre por razones económicas.

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