Caliente

 
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Cumplió quince años y le cancelaron la fiesta: se enoja, pucherea, ataca, trata de suplentes a los candidatos opositores, pide reunirse con los “titulares” y deja afuera a Martín Insaurralde, ese que es el candidato del oficialismo en provincia de Buenos Aires. Por momentos, pareciera que no perdió una elección, sino que le escondieron los números de las cuentas bancarias.
Al igual que un tipo que, a punto de ser abandonado por la mujer, se aviva de invitarla al cine y hasta intenta bajar la zapán, Cristina recordó -tardísimo- los reclamos que ninguneó y hasta atacó durante años. No pasaron más de unos meses de la última vez que la Presi afirmó que el reclamo por el mínimo no imponible del Impuesto a las Ganancias era una movida injusta, ya que sólo el 19% de los trabajadores registrados lo pagaban, notificándonos que el 81% restante mantenía a la familia con menos de diez lucas mensuales. Al mismo tiempo, afirmó que resultaba inviable porque se desfinanciaría el Estado, echándole en la cara a los laburantes que la fiesta la estaban pagando con sus salarios y que, por si no lo entendieron, no tenían derecho ni a un canapé de pionono seco.
Hoy, con el 54% en el baúl de los recuerdos -junto al tren bala, las inversiones chinas, el plan carne para todos y el kilo de papas a 1,40- resulta que actualizan ganancias, con lo que no queda claro si nos chamullaron antes con eso de que no había guita, o si la desesperación es tal que no les importa fundir lo poco que queda. Ahora los que quieren endeudarnos son otras personas, ya no los sindicatos que le tuvieron la vela durante nueve de los diez años que llevan jugando al poder, sino de los banqueros, homínidos atrevidos que pidieron el desdoblamiento cambiario. Cristina, tan cínica como los banqueros, dice que eso nos endeudaría. Y así, mientras resulta imposible encontrar un Washington a $5,67; los que tienen el poder adquisitivo suficiente como para pasar un finde en Miami, pueden pagar con tarjeta, que la diferencia la abonamos todos. Pero eso sí, sin que se note que hay dos tipos de cambio distintos.
La bronca es total y ni ella sabe bien hacia qué, por lo que puede llegar a escuchar una sirena de un cuartel de bomberos y gritar que es el cambio de turno de una fábrica de película muda, para luego gritar que a sus veintisiete años se escondía bajo la cama al escuchar una sirena. Se ve que en 1980 era peligroso vivir en Río Gallegos mientras en su ciudad natal ya habían desaparecido hasta las estatuas.
Luego de que Neuquén nos arrojara una postal de la década en la que no se reprime la protesta social ni se gobierna a espaldas del pueblo para entregar recursos no renovables a capitales imperialistas, nadie esperaba una palabra de la Presi. Sin embargo, habló y puso paños fríos al calificar de gatoflorismo la postura de quienes se oponen a un acuerdo con la petrolera norteamericana Chevron en Vaca Muerta. Como si fuera algo más obvio que el triste nivel futbolístico de Independiente, Cris dijo que Repsol vació la empresa . Después de doce años de administración de Repsol, de los cuales nueve fueron durante la gestión kirchnerista, los españoles la deben de haber vaciado en alguna dimensión paralela, sin que nadie se enterara.
La defensa de las empresas expropiadas por el kirchnerismo es otro motivo de calentura de Cristina, por lo que también se la agarró con la aerolínea chilena LAN por el reclamo de la misma para que no le quiten un hangar en Aeroparque, el cual no poseen por solidaridad, sino porque lo garpan. El quilombo no sólo podría haberse evitado, sino que podría haber pasado desapercibido si los adolescentes tardíos que juegan al Estanciero con Aerolíneas Argentinas se bancaran las reglas y no fueran llorando con mamá Cristina luego de perder por paliza.

cris yo no fui

Después de aparecer un video en el que Mariano Recalde sostiene que es mejor dar explicaciones ante los compañeros que frente al Congreso -como si los cumpas pagaran los tres millones de dólares que se fuma la compañía por día- y en el que además afirma que le pidió a la Presidente que le quitara rutas a LAN, el titular de Aerolíneas acusó a los chilenos de hacer dumping. Cristina trajo paz al conflicto comercial y le pegó al Presidente chileno. Gratis.
Lo que ni Recalde, ni Cristina, ni mi tía pueden explicar es por qué una empresa de bandera extranjera y privada obtiene ganancias operando las mismas rutas que una aerolínea nacional, estatal y que vive a pérdida. Mucho menos pueden explicar por qué a LAN le resulta redituable operar destinos cobrando, en algunos casos, hasta un 50% menos de lo que cuesta la misma ruta por Aerolíneas Argentinas.
Y si le quedaba algún flanco por cubrir, la Presi se pasó la matina del lunes boludeando en Twitter, donde citó varios pasajes de una nota de Tiempo Argentino que, si no fuera por su publicidad, habría sido leída sólo por el corrector del diario. La nota en cuestión hacía referencia al mea culpa editorial del diario O Globo de Brasil por su apoyo a la dictadura, pero también se hacía eco de las palabras de Sebastián Piñera respecto de la complicidad pasiva de los jueces chilenos durante el gobieno de Pinochet. A Cristina le vino bárbaro y destacó que Piñera sostuvo que se negaron recursos de amparo que podrían haber salvado vidas. Quiso pegarle a la Justicia y le salió chanfleado: el único Juez de la Corte Suprema de Justicia afín al oficialismo, fue Juez durante la dictadura y rechazo habeas corpus que, también, podrían haber salvado vidas.

Insuralde montoncito

La muchachada necesita contención, pero la Presi se encuentra más preocupada en resolver por qué la quieren menos que hace unos años y, mientras tira la bronca contra la oposición por quejarse de todo, autoriza a que cada uno haga lo que pueda con tal de recuperar puntos. Con los resultados a la vista, los cráneos descubrieron que la mejor forma de que el kirchnerismo gane las elecciones, es adoptar un discurso antikirchnerista. A pesar del contratiempo de ser el kirchnerismo, ya se pudo ver algunos ejemplos. Insaurralde -ese, el de Lomas de Zamora- afirmó que la inflación que mide el Indec no es la real. Mientras Guillermo Moreno avanza hasta la Corte Suprema para ratificar la multa a las consultoras por lo mismo que hizo Insaurralde -el pibe de Lomas- el encargado del consorcio de Balcarce 50, Sergio Berni, avisó que el nunca dijo que la inseguridad fuera una sensación.
Al asumir su mandato, y mientras reprimía hasta las protestas contra el FMI, Néstor Kirchner se había hecho dueño del discurso políticamente correcto de que la inseguridad no se combate con leyes más duras, sino con inclusión, trabajo y educación. Un tiempito después, las denominadas leyes Blumberg endurecieron las penas. Luego, al discurso de la educación-trabajo-inclusión, se le sumaron dos grandes mitos folklóricos que aún no entiendo cómo no se los venera al nivel de los Reyes Magos o del Ratón Pérez: no se reprime la protesta social y la inseguridad es una sensación instalada por los medios.
Uno puede entender que las necesidades electorales no se someten a actos de coherencia, más si partimos de la base de que se considera inseguridad cualquier oleada de violaciones al Código Penal, con lo que los miembros del Club Amigos de lo Ajeno que hoy ofician de funcionarios públicos, poco pueden opinar sobre el tema. Sin embargo, es curioso que no se pongan de acuerdo con algo: o es falso el discurso progre de que la inseguridad se soluciona con inclusión-educación-trabajo, o los números de la década ganada son más truchos que el espíritu Nacional y Popular de Amado Boudou. Y si seguimos la línea discursiva oficial, que los cuatro mil gendarmes desplazados de las fronteras se distribuyan por el conurbano bonaerense, hace sospechar que la revolución industrial de la última década es tan real como la independencia editorial de 678.
Con todo, resulta interesante saber qué hizo el gobierno con la seguridad en los últimos meses. Del decreto firmado por Cristina para hacer algo presentable, se desprende que el Consejo de Seguridad Interior no funciona hace un año, cuando el hermano de Nilda Garré renunció al cargo en medio del intento de golpe de Estado llevado adelante por gorilas disfrazados de gendarmes muertos de hambre que reclamaban un salario que al menos los saque de la línea de pobreza. Como frutillita del postre, un comunicado de Gendarmería Nacional sostiene que el operativo durará sólo cuarenta y cinco días, o sea, lo suficiente como para llegar a las elecciones de octubre

Cris pechito

Y así es como el kirchnerismo decide celebrar una década ganada: reconoce la inflación, pero no muestra ni la más mínima intención de solucionarla; modifica el piso de ganancias, pero no dice qué harán para cubrir el buraco fiscal ni cómo evitarán que ese grueso de guita no aumente más la inflación; y reconoce que hay inseguridad, pero sólo por un tiempito, mientras alista a los gendarmes para ser enviados rapidito a cualquier protesta en el interior, como hacían antes de que se pegaran un palo con un micro. Todo lo que se reclamaba, lo entregan, menos el 82% móvil para los jubilados, que pasados los setenta pirulos, ni mueven el amperímetro de los votos.
Están calientes. Y el que actúa caliente, potencia sus cagadas. El intento por recuperar el tramo de gente que les falló en las anteriores, puede que funcione, aunque algo me dice que sin los sindicatos -que apoyaron en 2011- será difícil. No es que buena parte del electorado crea que otros pueden cumplir con lo que reclaman, es que ya saben que estos nunca lo harán, porque lo que no les importa, lo ningunean, y lo que quieren hacer, no saben cómo.
Martes. El que se calienta pierde.

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