Fragata - RDP

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Hay que reconocer que, en tan sólo un par de semanas, el kirchnerismo consiguió que puteáramos a los Mayas por haberle pifiado con el pronóstico extendido. Este mundo es peor aún al que nos parecía insoportable en diciembre y recién van diez días de 2013.
La opinión política que más revuelo causó en los últimos meses salió de la boca de Ricardo Darín. Luego de revisar el programa para la joda de la Fragata, se tomó el tiempo de escribirle una carta a Darín y pegarle un tubazo a Flor Peña por el temita ese del video íntimo. Precisamente porque se pasó el fin de semana ocupada, gobernando desde la peluquería, es que la Fragata Libertad tuvo que aguantar tres días y monedas para tocar tierra.
Luego de que entre Timerman y Puricelli no lograran juntar dos neuronas que hagan sinapsis y la Fragata terminara varada en un puerto africano, después de que quisieran arreglar con los jueces ghaneses, a posteriori de que el Tribunal Marítimo Internacional reconociera que el buque es un bien inembargable, y a continuación de que se gastaran una buena moneda en abogados, pasajes, gastos de acarreo y movilización de marinos, la Fragata emprendió la vuelta al país, donde la esperaban cientos de argentinos que estaban al pedo en Mardel, y otros acarreados desde el Partido de la Costa, la Secretaría de Comercio, y demás puntos de encuentro repartidos por la sabana del conurbano, donde la guita no alcanza para comprar patrulleros sin recurrir a la teta de la Nación, pero sí para pagar micros a La Feliz, o recitales donde Marcela Morelo se queja de la inseguridad.
La fiesta para todos se guió por la lógica veraniega: tentar a los turistas para que se acerquen a ver en vivo el mismo show que ven por la tele al menos una vez por semana. En la TV Pública pasaban videos para que la gente entendiera que la Fragata no tenía nada que ver con la fábrica de fósforos y, cada tanto, alternaban con testimonios en directo desde el lugar de los hechos. Un señor que grita que banca al kirchnerismo porque todos los que estuvieron antes fueron unos corruptos, una señora que afirma que recibir a la Fragata en Mar del Plata es sinónimo de democracia, y otra que se emociona hasta las lágrimas porque le da mucha alegría tener una Presidente "que nos cuida de los que nos quieren hacer daño." Y así, mientras sonaba León Gieco y las cámaras tomaban a una muchedumbre que festejaba el arribo de un buque de la Armada, Canal 7 volvía a convertirse en ATC. 
A pesar de demorarse varios días para no romper con el organigrama de los festejos, la Presi llegó tarde. Luego de saludar uno por uno a los tripulantes de la Fragata, descendió, se puso la mano en la goma izquierda y escuchó el himno interpretado por tres cantantes líricos. A continuación, dedicó unas palabras al público presente que, entre churros y choclos con manteca y arena, vitoreaba hasta el éxtasis. 
El discurso fue una exhibición lisérgica de la alteración conceptual que tiene la Presi. Afirmó que la Fragata nos daba una lección histórica, pero no porque demostró que entre Timerman y Puricelli no son capaces de dibujar un círculo con un vaso, sino porque era el triunfo de las convicciones del gobierno. Al público asistente les contó que otras gestiones muy muy malas endeudaron al país haciendo cargo al Estado de deudas privadas. Para su loca cabecita, estatizar Aerolíneas no fue hacernos cargo a todos de una empresa reventada, sino un acto de grandeza. También contó que en la década del ´90 nos arruinaron como país con las privatizaciones y esas zonceras que no hicieron más que favorecer a unos pocos, como a ella y su difunto esposo, estafa a la Provincia de Santa Cruz mediante.
Los marinos, después de meses de aislamiento, ya miraban con cariño hasta a Rojkés de Alperovich, mientras Cris insistía en tirar numeritos al boleo sobre su exitosa gestión presidencial, anunciaba por séptima vez que se construirá algún día una represa en Santa Cruz, y nos recordaba que en una época tuvimos un montón de papelitos de colores que no valían nada, mientras Boudou aplaudía emocionado. Por último, después de explicarnos qué es un buitre, y luego de asegurar que recibe "presiones internas, externas, subterráneas y planetarias", retó a los que le recriminaron la frase "podrán quedarse con la Fragata, pero no con la dignidad". Según ella, el Almirante Guillermo Brown dijo algo parecido y nadie se ofendió. La diferencia, quizás, radica en que el Almirante estaba en medio de una guerra contra el Imperio de Brasil, arriba de un barquito que se podía hundir con él adentro, mientras que Cristina estaba con aire acondicionado, en la comodidad de su sillón en la Casa Rosada, pintando de épica bélica el hecho de que un buque escuela haya sido retenido por las autoridades de un país africano.
Enfervorizada ante el aplauso del público, se cebó y recordó que San Martín había dicho "vamos a pelear, y cuando ya no tengamos nada, pelearemos en pelotas como nuestros hermanos, los indios." Los marinos, en pleno ataque de abstinencia, se dividían entre los que simpatizaban con la imágen de Cristina en tarlipes gritando arriba de una caja, y los que querían embadurnarse en betún, volver a Ghana y pedir la ciudadanía. La gente gritaba, los monitos de la patria contratada cantaban que ahí estaban ellos para la liberación, luego de clavarse unas medialunas de campaña en el Atalaya, y todos se olvidaron que en las últimas semanas murieron un par de "hermanitos" en el noreste argentino. En el climax de la verborragia, la Presi citó también al General Belgrano, al recordar que el patriota llamó a prender fuego todas las pertenencias en medio del éxodo jujeño, para no dejarle nada al enemigo. Sí, justo ella que nunca puso un peso de su bolsillo ni para el diezmo de la iglesia, se cebó con el vamos por todo de Belgrano, que tenía por enemigo al imperio más poderoso de la época, y no a una empresa de noticias.
Tan mal no estuvo. Después de todo, peor la pasaron los marinos, que tras bancarse meses en alta mar y otros setenta días varados en un puerto africano, tocaron tierra y lo primero que tuvieron que hacer fue fumarse una sesión de terapia de la Presi.
En el fino arte de dar vueltas las cosas para que parezcan positivas, hemos visto que un gobierno nos dice que tenemos Patria porque sí, porque se le ocurrió a la Presi, porque lo dijeron los astros o porque lo leyeron en la borra del café. Ya ni me caliento en discutir qué es Patria, dado que es más interesante darles la razón y decirles que sí, que Patria es todo lo que ellos dicen que es. Porque así podemos preguntar dónde está la Patria de la soberanía económica, si en cancelarle la deuda al FMI, o en pagar taca-taca todos los intereses de una deuda pública que ya ha alcanzado los 200 mil millones de dólares. Convengamos en que es interesante. Si tenemos Patria porque tenemos una Presidenta que se preocupa por las islas Malvinas, también es una idea novedosa: la Patria pasa por el sentimiento de Cristina, ni siquiera por su voluntad. Incluso tenemos Patria porque compramos una aerolínea fundida bancada hasta por el cartonero que paga el IVA al comprar un par de ojotas, tenemos Patria porque combatimos oralmente al mismo imperialismo al que le entregamos nuestros recursos no renovables, y hasta podemos decir que tenemos Patria porque YPF es nuestra, con la soberanía hidrocarburífera en nuestras manos, aunque dicha soberanía consista en buscar quién nos vende petróleo. 
Hay pocos conceptos más abstractos que el de Patria, y sin embargo muchos creemos en ella casi como una cuestión de Fe, por una supuesta gloria pasada encarnada por tipos impolutos a los que no se les puede encontrar un error. Para algunos es muchas cosas, para otros una sola. Y están los que nos tratan de apátridas por pensar que el kirchnerismo es una sociedad de fomento dedicada a la mala praxis administrativa. Es la versión más berreta de patriotismo dedicada a la chicana futbolera, al cantito de cancha, a la revolución desde la fantasía, a la justificación de lo injustificable porque sí, porque tenemo' aguante. Es el patriotismo como orgullo de la ignorancia voluntaria.
Jueves. Barrick, sí; colonia, no.

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