Cartita de Reyes - RDP

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Es importante mantener al niño interior aún de grande. Este fin de semana de Epifanía, mientras los vecinos de Boudou se negaban a dejar sus zapatitos afuera, Cris se sentó frente a la compu, pidió que se la prendan, que le abran Twitter, y se despachó con una serie de frases que quedarán grabadas en la retina de todos los que la cruzamos en la red social, y no sufrimos un ACV en los minutos subsiguientes. Hay que reconocer que le pone empeño a eso de humanizarse y demostró que también puede estar al pedo, en bata, a cara lavada y boludeando en internet. Luego de dar un recetario sobre cómo armar una noticia cazabobos -en el que afirmó que hay que poner un hecho nuevo o viejo, y centrarse en una persona pública- de despreciar la inteligencia de quienes la putean y de destacar que en la Esma se puede hacer cualquier cosa que sea financiada con nuestra guita, criticó al Poder Judicial por frenar el decreto que estatiza el predio de la Sociedad Rural en Palermo. 
No conforme con ello, y luego de escribirle una cartita a los Reyes Magos pidiendo un país con menos rompepelotas, aprovechó el lapsus de lucidez para hacer catarsis cholula y le redactó una epístola al actor Ricardo Darín, enojada porque preguntó cómo es que la Presi hizo tanta plata. Con una redacción de la cual ningún lingüista se atreve a opinar, la Presi le contó a Darín que ella es cinéfila porque vió dos películas suyas, le informó que la revista Brando -a la cual el actor le brindó una nota- pertenece a La Nación, y le recriminó que la haya cuestionado a ella, que es viuda, y a su difunto esposo, que después de muerto no se merece que lo acusen de chorro. 
A continuación, le espetó al actor que no haya dicho nada de las manifestaciones en contra de su gobierno, y le recordó que la Justicia -la misma Justicia que, unos minutos antes, defenestró vía Twitter- la había investigado y sobreseído. Obviamente, no aclaró que los encargados de tamaña obra fueron el grosso de Oyarbide y el siempre bien dispuesto Canicoba Corral, como así tampoco dio un argumento para que creamos en esa Justicia que ella misma desprecia. A título totalmente gratuito, le pegó a Scioli por mantener sus ahorros en dólares y se quejó de que nunca se publican las fotos de las viviendas de otras figuras políticas. De Boudou, no habló. De los yates, aviones privados y mansiones de Ricardo Jaime, tampoco. Lo que sí hizo fue recordarle a Darín cuando se comió un proceso por entrar al país una camioneta importada con una franquicia para discapacitados. Se ve que la Presi tenía ganas de aplicar la receta para armar notas cazabobos -que había explicado hacía un ratito, no más, en Twitter- e hizo exactamente lo mismo que acusó: busco un hombre público y le tiró por la cabeza con un hecho que sucedió hace veintidos años. 
Envalentonada, la Cris continuó su descargo pacifista y le dijo a Darín que no era necesaria ninguna reconciliación, que ella no se peleó nunca con nadie, que peor nos iba en la dictadura y que, gracias a ella, el actor puede hablar sin que le pase nada peor que una carta pública de la Presidenta de la Nación en la que lo escracha por un moco ocurrido hace más de dos décadas. Para finalizar, lo saludó muy atentamente, recomendó la película que todavía no se estrenó -es cinéfila vidente- y le dijo al actor que se ahorraba de recordarle cómo estaba el país antes de que llegara Néstor y cómo está ahora.
Antes de continuar, me siento en el deber de aclarar algunas cosas. Durante cinco años tuve una boca de cable extra sin notificar a la compañía y viví casi un año del Wi-Fi del vecino. Alguna vez me he tomado una gaseosa entre las góndolas de Jumbo. Nunca pagué las multas del auto, a no ser que hubiera moratoria o tuviera que venderlo. En mi preadolescencia le dábamos nuestros ahorros a un canillita para que nos consiguiera revistas para adultos. Sepan entender: en la era sin internet, acceder a una teta, era el paraíso. Me he colado más de una vez en el tren, le he robado puchos a mis abuelos y vaciado la licorera de mi viejo sin hacerme cargo, jamás, de ninguna de esas cosas. A los diez rompí la vitrina del living de un pelotazo, y acusé a mi hermano menor. Con mis amigos del barrio aprovechábamos que doña Juana enfríaba las tortas en la ventana, y se las kirchnereábamos. En los veranos nos trepábamos a la medianera del Tano y le degustábamos las frutas. Por último, quiero confesar que en quinto grado me olvidé de pagar una Anteojito y cuando me avivé, me daba vergüenza hacerlo.
Habiéndome sacado toda esta carga de encima, supongo que puedo preguntar alegremente cómo es que Cristina se forró en guita, si pasó la mitad de su vida cobrando sueldo del Estado, o cómo es que se puede justificar una política de Derechos Humanos retroactiva, cuando se es propietaria de veintiocho inmuebles ejecutados con la 1050 bajo el zobaco, su difunto esposo era apoderado de la Fiscalía de Estado y su cuñada funcionaria. Supongo que ahora también se puede preguntar de qué modo hay que interpretar que un expresidente compre dos milloncitos de dólares utilizando información privilegiada, o cómo es que un hotel que siempre está a media máquina, nunca dé pérdida. Quizás, también se puede preguntar por los terrenos adquiridos a chauchas y palitos y vendidos a cotización de mercado, o qué pasó con los fondos santacruceños que never in the puta life volvieron. Puede ser que hasta pueda preguntar qué se hizo con toda la guita en subsidios que se giró al Ferrocarril Sarmiento, o de dónde saca dólares y euros para comprarse la pilcha en Europa, si es que ya pesificó su caja de ahorros. 
Si fuera actor, famoso, winner y medianamente fachero, quizás, al menos, recibiría una cartita de la Presi en la cual no me explica nada, pero me llama la atención para contarme de lo mal que la pasa en este país lleno de desagradecidos y gente que insiste en comer todos los días. 
Igual, hay que reconocer que no fue para tanto, y que Cristina le respondió a Darín porque la pregunta era más bien inocente. Con todo lo que hay para explicar, imagino que si el actor hubiera preguntado por el desastre energético, la represión a los Qom, el ninguneo a los veteranos de guerra, la paliza a los que se oponen a las megaminerías, la desnutrición, las familias enteras que duermen en la calle en la esquina de la Rosada, el patriotismo de tranzar con la Barrick Gold para regalar recursos no renovables, el financiamiento del tráfico de efedrina a la campaña de 2007, las valijas bolivarianas de Antonini Wilson, Ciccone, o los cincuenta y un muertos del Sarmiento, hoy estaría colgado del asta mayor del edificio de la Afip. Y Cristina, obviamente, no habría respondido y se hubiera quedado sin nadie a quien escribir una carta en la noche de Reyes.
Lunes. Arrancamos.

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