Votos para todos RDP

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A la hora de hablar de política algunos no entienden de qué se trata: en nuestro país se los llama políticos. La manga de impresentables que detentan cargos públicos por el oficialismo o por ese buque fantasma que llamamos oposición, ha llevado la politiquería berreta y barata a niveles tan incomprensibles que aún no entienden -ni opositores, ni oficialistas- qué es lo que nos interesa como ciudadanos que pagan impuestos contra su voluntad. El arribismo no es una cuestión que yo critique, dado que todos tenemos derechos a nuestros quince minutos de kirchnereo de fondos públicos en el Estado, pero de ahí a que se permita que cualquier cuatro de copas se siente frente a un micrófono sin haber invertido previamente en un foniatra, es como mucho.
Lorenzino, que debería ser investigado por integrar -junto a Abal Medina- una asociación terrorista que busca exterminar a la lengua castellana, se coloca en guerrillero de Etiqueta Negra para asegurar que no le pagarán un mango a esos garcas que nos financiaron en otros tiempos, y que ahora pretenden cobrar lo que les corresponde. El Jefe de Gabinete, que tiene menos calle que Laferrere después de la tormenta, cada vez que abre la boca dispara dos o tres conflictos y cientos de carcajadas, mientras que su padre se pregunta si realmente será hijo de él. Boudou, que cuando lee sus propias declaraciones debe recurrir a un diccionario para saber qué quiso decir, se suma a un listado de energúmenos con más ganas de justificar mediante el ataque y/o la retórica de pasados incomprobables, que mediante la defensa y la explicación. De todos modos, todo tiene lógica: si aplauden todas y cada una de las burradas que dispara consuetudinariamente la Presi, tranquilamente pueden sentirse habilitados para seguirle el rumbo. Y si bien a Cristina podrán imitarla, pero jamás igualarla, algunos le ponen empeño. Como Diana Conti.
La exsecretaria de Derechos Humanos del gobierno de De La Rúa, sostuvo que la alternancia en el poder es para los giles, que la democracia boba no sirve y que la mejor forma de salvaguardar a la república es mantener a Cristina hasta que camine agarrada del suero y con la chata incorporada. Según Conti, no está bueno obligar a que el ciudadano tenga que elegir entre personas que no les genera interés. Paradojas de la historia, así llegó Nestor Kirchner a la presidencia. Este último dato no es menor, porque es el que nos revolean por la cabeza bajo el disfraz de "¿Y si no es a Cristina, a quién votás en 2015?" A esta altura, soy capaz de votar a Jorge Porcel Junior, pero reconozco que los límites del resto son un poquito más rígidos. De todos modos, el oficialista, al atemorizar mediante la retórica de que no hay opciones, se olvida de que ellos existen porque no había opciones. No es una cuestión de incoherencia, es una cuestión de negación: en el fondo saben que cualquiera puede llegar y que al pueblo se le acaba el amor a una velocidad directamente proporcional a la rotura testicular.
Ante este panorama, los que tienen un poquito más de experiencia se abren, se abrieron o están a punto de tirarse del auto en movimiento. Salvo contadas excepciones, como los herederos de la Alianza -Garré, Conti, Abal Medina, Giorgi y compañía- el resto de los talibanes no entendieron en qué consta el arte de sobrevivir, recauchutarse, y aparecer rozagante en un nuevo gobierno. Por eso no les va lo de bajar un cambio, pensar, poner paños fríos y continuar. Acá, la técnica para enfrentar el recalentamiento del auto consiste en acelerar al mango, con la esperanza de que el viento enfríe. Y si en el medio se llevan puesto a varios, es un precio que hay que pagar por el bien de la sociedad, bien que radica en no saber a dónde hay que llegar, pero hay que llegar rápido, a 200 por hora, a campo traviesa.
En este sentido, el ataque verborrágico que tuvo Andrés Larroque en la sesión de anoche, es un botón de muestra de lo expresado. En una sesión pedorra, en la que los diputados se dividían entre los que estaban a favor y los que no estaban en contra, su exposición estuvo más desubicada que Cristina hablando de pobreza. No había necesidad de pegar tremenda patada mientras se ganaba por goleada. Con sus afirmaciones, carentes de todo sentido, buscó culpar a la oposición por sus propios traumas adolescentes de presidente del Centro de Estudiantes del Nacional Buenos Aires, a quien los únicos que le dieron bola en ese entonces, fueron los diarios Clarín y La Nación cuando lo ponían como el ejemplo de que los jóvenes se interesaban por la política en la década del noventa. Parece que a Larroque le chocó que colocaran a los adolescentes como "un mercado de dos millones de votos" y, a los gritos, afirmó que no son mercancía, sino sujetos pasibles de derechos, mientras tildaba a la oposición de "mercenarios de las corporaciones" y a los del Frente Amplio Progresista los acusaba de "narcosocialistas." Evidentemente, todo se trata de una afiliación partidaria: no es lo mismo un gobierno provincial socialista con un Jefe de Policía prendido en la joda, que un gobierno nacional kirchnerista con un aeropuerto militar que oficia de distribuidor de merca hacia europa. No es igual un policía cómplice, que una base aérea sin control. Tognolli es un narcosocialista, los hermanos Juliá son Narc & Pop.
Si bien el Cuervo no aclaró a cuáles corporaciones se refería en su acusación, podemos deducirlo por el sencillo hecho que los mercenarios de las corporaciones mineras y sojeras están todos aplaudiendo a Cristina. En cuanto a su manifestación de que los jóvenes no son mercancías y que el oficialismo los ve como seres humanos pasibles de derechos, uno podría entrar en un colapso neurológico. Es el mismo oficialismo que repudia cualquier práctica antiabortista, a pesar de que la normativa internacional en materia de derechos humanos le reconoce al nonato el derecho a la vida desde el momento de la fecundación. Independientemente de las apreciaciones subjetivas respecto del aborto -no es un tema que me interese debatir en esta nota- lo interesante radica en que la única verdad valedera es lo que el oficialismo considera como tal. En ningún momento se puso en duda que un humanoide bípedo, con capacidad de expresarse -medianamente- de forma verbal, y una edad comprendida entre los 16 y 18 años, sea un ser humano. Si bien podría haberse debatido sobre este punto y llevar al Congreso a algún representante de las tribus urbanas "eh amigo" y "eta tó piola", nadie puso en duda de que se traten de seres humanos, con derechos y limitaciones en su capacidad de acción. De hecho, sacando a dos o tres kamikazes, nadie cuestionó la idea de lo que ellos llaman voto joven, y que en realidad debería considerarse voto adolescente.
Sin embargo, el Cuervo Larroque -un joven que ya está más cerca de los problemas de próstata que de las eyaculaciones nocturnas- no se quería quedar con las ganas de defender el proyecto, aunque en frente no tuviera a nadie. Recordó la voluntad del Nestor de los últimos días -el que a la hora de la reforma electoral no se acordó ni por asomo de las divisiones inferiores del electorado- y aseguró que el mejor lugar para los jóvenes es la política. Uno que ya ha transitado por situaciones que marcan otras prioridades, tiene la sensación de que el mejor lugar para un pendejo es aquel en el que pueda generar sus propias herramientas para poder llevar una vida medianamente sin privaciones el resto de su vida y, preferentemente, dentro de los amplios márgenes de la ley, pero esta idea engrosa el listado de motivos por el cual no comulgo con el oficialismo.
Como persona politizada, cae de maduro que me gusta el mundillo de la política y celebro la militancia desinteresada y a voluntad. El temita es la propuesta. Si lo que se propone es que los pendex tengan mayores libertades a la hora de participar, y esto es acompañado de una educación consecuente con el fin propuesto, levanto las dos manos para decirles que estoy a favor. Si en cambio se busca arrimar a los chicos a un alineamiento que entiende a la política como una corporación, paso. Afirmar que el mejor lugar para los pibes es la política, es desear que todos estén en ella. Y si por política se entiende una corporación cuya única forma de vida es laburar en el Estado, para el Estado o en alguna empresa del Estado, estamos al horno.
Pero ya está, de nada sirvió que se ofendieran por los gritos del ladri de Larroque, si en definitiva, iban a votar a favor. Luego de escuchar a Gil Lavedra -que ya tiene más de lo primero, que de lo segundo- quejarse de que estaban a favor del voto joven en su generalidad, pero que el trato recibido de Larroque fue una inmoralidad, propongo la abolición de la moral y la supresión de su vocablo del diccionario. Por ahí, en una de esas, a estos energúmenos les pinta la buena onda y empiezan a comportarse en el marco de la ética y no en el de los buenos modales y ahí empiezan a oponerse por ideas, y no por buena educación.
Y así fue, a grandes rasgos, como anoche vivimos una mini representación de la realidad argentina de hoy. El kirchnerismo provocando a quien le habría votado a favor, la oposición rajando mientras acusa de fascistas a los que iba a acompañar con el voto. Divinos. Después se preguntan por qué la gente sale a la calle a reclamar por cosas de las que tendrían que encargarse los ladris que han sido votados.
Jueves. "Cuando alguien nos pregunta qué somos en política o, anticipándose con la insolencia que pertenece al estilo de nuestro tiempo, nos adscribe a una, en vez de responder, debemos preguntar al impertinente qué piensa él que es el hombre y la naturaleza y la historia, qué es la sociedad y el individuo, la colectividad, el Estado, el uso, el derecho. La política se apresura a apagar las luces para que todos estos gatos resulten pardos."  José Ortega y Gasset. La Rebelión de las Masas.

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