Aclarando los tantos RDP

http://www.relatodelpresente.com/2012/11/aclarando-los-tantos.html

Improvisados hay en todas partes y el periodismo no es la excepción. Ahora, que unos periodistas pagos por el gobierno sean tan atolondrados a la hora de realizar un informe destinado a desprestigiar un evento masivo, sólo se explica ante alguna falla congénita o una dislexia voluntaria. El fin de semana hubo un bombardeo anti protesta tremebundo. El viernes apareció en los kioscos la revista El Guardián, cuya tapa anunciaba quiénes eran los verdaderos organizadores de la protesta del próximo jueves. Así, me enteré que el PRO, la Sociedad Rural Argentina y la Confederación Intergaláctica de Extraterrestres aportó su logística para movilizar a cuanto tipo quiera participar de la manifestación. Supongo que repartirán pases de bondi y subtes. Eso, o la logística es tan moderna que los micros son invisibles. 
Ayer, la denuncia comprometida llegó a niveles que me hicieron temer que estábamos próximos a ser invadidos por seres de bigotito hitleriano, forrados en oro y con esvásticas tatuadas en las nalgas. Página/12 nos contó lo mismo que ya había salido en El Guardián, y Tiempo Argentino se la jugó, pero con todo, a través de lo que ellos denominaron una "investigación intensa de las redes sociales." Firmada por "Equipo de Política" -me pregunto en qué pensaban los padres de este pobre hombre al ponerle tales nombres- la intensa investigación deprimió de entrada, dado que consistió en pelotudear por las redes sociales y fijarse qué hacían distintas personas, para luego remarcar sólo a los que tienen actividad y pertenencia partidaria. De este modo, mi amiga Cecilia Olive, del Partido Liberal Libertario, se convirtió en la Juana de Arco de la derecha liberal y conservadora, Yamil Santoro pasó a ser amigo de Massera y Eliana Toro devino en espía a los servicios del imperialismo.
Sólo alguien tan inocente como para creer que existe un engendro pasible de denominar peronismo de izquierda, puede afirmar sin sonrojarse que un liberal libertario es conservador, sin especificar la referencia a lo económico, a lo social, a lo político o a ché cazzo. Pero se ve que en la profunda investigación, al señor Equipo de Política se le escapó que el Partido Liberal Libertario posee un sitio web en el cual plasman que las bases de su ideología son los derechos individuales, la libertad de mercados y la no agresión. Principios debatibles, o no, todo depende de la posición ideológica de cada uno. Pero si vamos a acusar a alguien, al menos sepamos de qué los estamos acusando. Porque aseverar que un conservador es quien pide la libertad de mercados y la exaltación de los derechos individuales, en un país en el que llevamos décadas de intervencionismo y el Estado se entromete en nuestros derechos hasta para decirnos si podemos fumar o no, es un poco mucho y no deja bien claro qué es lo quiere conservar.
El delirio lingüístico llegó a niveles tan locos que, anoche, Ricardo Forster dio su opinión sobre la movilización del próximo jueves. Lo hizo en 678, luego de que la emisión que bancamos entre todos se hiciera eco de la investigación de Tiempo Argentino, laburo tan exclusivo que ya había salido en El Guardián tan sólo 48 horas antes. Según Forster, los que reclaman son destituyentes y, por ende, anti democráticos. Doy por sentado que el hombre con el marote más desproporcionado del mundo de la filosofía quiso decir otra cosa, sino no se entiende que un tipo que conoce tanto de las palabras y del análisis del pensamiento sea tan imprudente de hablar de conceptos constitucionales sin haber chusmeado ese listado de 129 artículos que vienen detrás del Preámbulo. La destitución es un mecanismo constitucional, comprendido en los artículos 59 y 60 de la misma y, por ende, no es una actitud contraria a derecho, ni es golpismo, ni mucho menos. De ahí a que alguien desee destituir al gobierno, es otro tema. Pero ser destituyente, por definición, no es ser anti democrático, ni anti republicano. 
Para dejar en claro algunas cosas, es necesario partir de una base: la pertenencia individual de los concurrentes no da indentificación uniforme a una masa, si los fines de la misma son difusos a los orígenes de sus individuos. O sea, si Fulano es socialista, Mengano está afiliado al radicalismo, Zutano trabaja de gerente de producción en la Ford y Perengano se desempeña como telefonista en la redacción de Perfil, y todos ellos se juntan para hacer fuerza y convocar a una marcha para putear al gobierno, sólo un pelotudo puede suponer que Binner, Saenz, el CEO de Ford Alan Mulally y Fontevechia son los responsables de una intentona golpista. La masa que protesta se identifica por sus motivos, no por quiénes son. El tema es aún peor cuando se habla de expertenencias, exsimpatías o, en el caso de Eliana Toro, ex a secas, presentando como toda prueba de su maldad inconmesurable el sencillo hecho de haber estado casada con un exagente de inteligencia, actualmente prófugo de la justicia. 
Si bien lo ideal sería que para tirar mierda levantaran un poquito la puntería, al menos podrían no escupir frente al ventilador, porque si vamos a hablar de pertenencias -y ex- individuales, como para darle identidad a un grupo de personas, deberían dejar de llamarle peronista a un gobierno que está integrado por radicales, frepasistas, socialistas y hasta exafiliados al Partido Comunista, como es el caso de Martín Sabbatella. Es una cuestión de sentido común, de coherencia, de tener casi dos dedos de frente. El gobierno nacional también cuenta entre sus filas con un selecto grupo de filoprocesistas culposos, como Alicia Kirchner, Eugenio Zaffaroni, Batallón 601 Martínez y Lock Out Cornide, y  nadie los acusa de ser el club de fans de Videla. 
Una protesta manifiesta es sólo eso, un grupo mayoritario o minoritario de personas reclamando por las cosas que creen que son justas de reclamar. ¿Y si a la protesta se prenden personas con las que no nos juntaríamos ni a tomar un café con tres de manteca, cuál es el problema? Si el fin inmediato perseguido es el mismo -putear al gobierno- y el medio concebido para hacerlo es idéntico ¿dónde está lo reprochable? ¿Acaso debería haber derecho de admisión? ¿Se debería convocar a las manifestaciones a través de entradas, disponiendo lugares numerados para los asistentes y, de ese modo, brindar un espectáculo homogéneo y digno a los ojos de quienes serán puteados? ¿Desde cuándo los que son incapaces de llenar Parque Lezama para homenajear al Nestornauta, se sienten capacitados para decirnos cómo putear? 
Han probado de todo: reirse de que no pisamos el pasto, horrorizarse porque un grupo de personas mandaban a Cristina a visitar a Néstor, acusar a Magnetto de ser instigador del crimen de protestar pacíficamente, denostarnos por ser todos ricachones bien vestidos -mientras la aplaudían a Cristina en la inauguración de Lacoste- y denigrarnos por ser lacayos de los multimedios. Ahora, también hacen correr mails supuestamente arengadores, en los que animan a concurrir a pesar de las infiltraciones violentas "que seguramente habrá, porque lo saben de buena fuente", apelando al temor de quienes escapan a las concentraciones tumultosas de personas. Lo único que no pudieron hacer es encontrar una razón que justifique que sin micros, sin plata, sin medios masivos de comunicación tradicionales, en septiembre les reventaron el microcentro de personas. 
Este jueves 8 de noviembre de 2012, a la tardecita, hay una nueva convocatoria, esta vez en inmediaciones de la Plaza de la República, 9 de Julio y Corrientes. En las distintas ciudades del país, también se protestará. Si la Agrupación La Solano Lima puso algunas remeras, si el Partido Liberal Libertario convocó por su cuenta, si Patricia Bullrich se mostró a favor, si Mauricio Macri considera que es un acto patriótico, si Moyano vocifera que la gente se moviliza porque está harta, si mi vecina afirma que hay que ir porque no la dejan comprar dólares, si mi tía Giuseppina cree que hay que ir porque la jubilación no le alcanza para llegar al primer fin de semana, o si Binner sostiene que está a favor y en contra, nada importa. Lo único que vale son tus propias convicciones, esas que te dicen si estás a favor o en contra de tal o cual forma de ejercer el poder. Los motivos pueden ser cientos y todos distintos, el fin es el mismo. Y esto es lo que tanto les cuesta entender a los que tienen una mentalidad tan homogeneizada que no se dan cuenta que le sonríen a un afiche de Cristina, para luego tropezarse con el pobre tipo que está durmiendo en la misma vereda.
Al igual que la primera vez -y como siempre que hay un grupo de gente puteando al gobierno- yo voy. Esta vez acompañado de un amigo liberal, otro radical, una sin afiliación partidaria, y un compañerazo peronista. Probablemente dirán que me hice liberoradicheta, o al liberal lo acusarán de tener vinculaciones con el peronismo estatista, o al radical de ser un tibio que se rodea de liberales y peronistas. Me importa poco y nada, dado que a mis amigos no les pido carné de afiliación: nos diferencian las ideologías, nos hermanan los ideales.
Lunes. Si tu adversario te señala con el dedo, evidentemente lo estás molestando con éxito.

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