Mucho más serviles


Mantener la República viva implica ser crítico de quien ostenta el poder. Esa crítica mantiene a los funcionarios alerta y evita que sus caminos se desvíen hacia tentaciones ajenas al bien común. Cuando no existe una oposición atenta y vigilante o todos prefieren "pensar en positivo" y dar votos de confianza gratuitamente, se cae en el servilismo y la derrota de cualquier República democrática. Hoy veo un incremento numérico de aquellos que "prefieren pensar bien" en lugar de analizar y sacar sus propias conclusiones, como si expresar una crítica fuera un intento de derrocamiento en lugar de un intento por mejorar aquello que hace al bien común. La política no es una fe ni una religión. En política hablan exclusivamente lo hechos.
Vigilar el desempeño de sus gobernantes es obligación del ciudadano así como sancionarlos cuando no cumplen con sus compromisos con la sociedad o removerlos cuando cometen algún ilícito.

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