Como en muchos de los anteriores fines de año, un rapto de conciencia a pocos minutos del gran momento me agarró con la copa en mano y mis familiares dispuestos. Todos juntos y atentos al contador que en cuenta regresiva nos indicaba la llegada del nuevo año.
Una manga de tontos frente a la caja boba donde ya ni siquiera se queda a trabajar un mísero locutor estoico que nos vaya contando que se termina el año usado y tenemos otro listo para desenvolver.
Pero lo más raro pasó cuando llegó el ansiado momento.
Nada.
Si, digo, ...no pasó nada.
¡¡ Chin Chin, Felicidades!!, Besito aquí, besito allá, pero no había fiesta.
¿Qué era lo que estaba echando en falta ?
El ruido.
La gente ahora se toma su tiempo antes de salir a petardear, pero no eran esos ruidos los que estrañaba.
Me faltaban las sirenas de los buques que desde el cercano puerto avisaban del momento. Me faltaban las sirenas de todos y cada uno de los cuarteles de bomberos y de las fábricas (tal vez por estar cerradas hace años) atronando ese primer minuto de vida de la pequeña criatura que Dios sabrá que traerá en el futuro.
Creo que se notaron mucho más los sonidos de las teclas que al unísono hacían temblar a las computadoras en saludos apurados de primer momento que saturaban la red.
Y me dio penita por nosotros, porque se nos fue otra tradición más en esta vorágine embalada en plástico no retornable.
2 Comentarios
No sabia de esos ruidos, pero entiendo la nostalgia, porque es algo que va con estas fechas y con nuestra naturaleza, aún asi, veo que se ha consolado con una fotografia, que tiene muchas cosas, pero ruido, no :-)
ResponderEliminarUn abrazo socio
La sirena de los bomberos. Usted no nota que no tiene piernas y es su lugar hay una cola de pez....? ;)
ResponderEliminarCariños, socia.
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